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Contaba el lunes en este periódico el amigo Luis (Alfonso Iglesias Huelga), astur filósofo, docente, paseante y razonablemente esperanzado -con mi padre sostuvo más de un congreso de sobremesa, al respecto de lo que iba surgiendo en la conversación- que al 15% de los españoles ... les 'convencía' el horóscopo. Como entre mis propósitos para 2020 estaba el empezar a creer en algo, me he propuesto esta semana -laboral, de lunes a viernes, pues es lo laboral, veo, una variable importante en esto del horóscopo- hacer seguimiento del algoritmo de mi signo; por si me conviniera sumarme al porcentaje de géminis convencidos. Esta semana, que a lo laboral se suma lo sentimental -otra variable-, pues topaba con San Valentín. Escribo esto, de hecho, el viernes de corazones, y ya de entrada, el horóscopo me ha advertido que es un «día poco favorable para las relaciones sentimentales». Empezamos bien. Cito por el de La Rioja, que elegiré como fuente principal. Será por lo que El Mundo me recomienda hoy «hacer algún ritual y conseguir tus sueños amorosos». Pero El Correo, diario de Perú, me predecía el martes que el día de San Valentín alguien iba a querer salir conmigo. Los horóscopos, además, ignoran tu estado civil.
También La Rioja me dice hoy que por fin me invaden las ganas de salir, mientas que ABC replica que no, que estoy claramente de bajón y con la creatividad por los suelos (como para rituales). El horóscopo resulta un embrollo, de previsiones o de órdenes contradictorias. Porque a ver: ¿el horóscopo te predice lo que va a suceder o lo que tienes tú que cumplir?; ¿el horóscopo se consulta o se acata? Sí es verdad que ABC me dice que estoy pagando el que el lunes comenzara con demasiada energía. Y coincide con La Rioja de ese día, que me advertía: «hoy se ha levantado con mucho ánimo». La misma Rioja que me anunciaba que el lunes iba a recibir un dinerito pero que el martes -poco dura el horóscopo en la casa del pobre- me comunicaba que un viejo asunto económico me iba a volver a incomodar. Y siguiendo al dinero, que diría 'Garganta profunda': el miércoles debería controlar gastos según La Rioja y El Periódico de Cataluña (añade éste que por falta de afecto); pero el jueves mis iniciativas financieras iban a volver a tener gran éxito (La Rioja); recibiría grandes sorpresas económicas (Las Provincias, de Valencia) y hasta estabilidad económica (ABC, Sevilla); pero, ¡Ay!, Atresmedia me advertía que tendría que esperar a que los lentos trabajos en equipo dieran su rédito. Desinfle. A no preocuparse, el viernes (La Rioja): mis ahorros volverán a multiplicarse. La Bolsa es un prodigio de estabilidad comparado con las alteraciones de la 'vibración numerológica' que marea mis estrellas. Amor: el lunes va a ser difícil definir los sentimientos (La Rioja); el martes «fuerte tormenta» (Diari de Tarragona) y «tensiones con la pareja» (La Vanguardia), que continuarán el miércoles según La Vanguardia, que insiste en tensionarme la existencia; al contrario que El Mundo, que para el mismo miércoles me anuncia, en cambio, en este campo «momentos serenos y muy reconfortantes». Pero el jueves, si bien El Periódico me advertirá que en el amor «será mejor no quererlo todo perfecto», Atresmedia contraataca garantizándome que puedo «lograr lo que hace tiempo sueñas». Salud: el lunes sin noticias sobre mi salud, día de salud irrelevante; el martes me recomiendan que no abandone el aspecto físico y que me relaje (La Rioja), lo mismo que El Norte de Castilla: claro, mismo grupo editorial, mismo pronóstico para el día en la vida de sus lectores; el miércoles nada: constantes a cero, pero el jueves me advierte La Rioja que la vida crápula que llevo me hará pagar los excesos (¡aunque también me recomienda que aproveche todo lo que me brinda la vida social!). Nada que ver con Atresmesdia, que el mismo jueves me felicita por mi estado físico; algo que el mismo día no compartirá Las Provincias, conocedor de mi «malestar en temas de salud». Y trabajo: el lunes mal como no cambie de actitud (La Rioja); o de diario, porque La Vanguardia me anuncia una semana alentadora en el curro; el martes, desafíos y nuevos horizontes (ABC), o una amonestación de los jefes por descuidar mis deberes; el miércoles, que no me ancle en el trabajo de siempre (La Rioja) y el jueves que posponga asuntos laborales (La Rioja), o que no: hay que estar atento a nuevas oportunidades (ABC, Sevilla). Y toda la semana bajo la luna menguante, lo que -menuda ironía- supone, según la rueda de horóscopos, «dejar de darle vueltas a todo». Ningún horóscopo recomienda que no leas horóscopos. Tranquilo, Luis: me veo excluido del 15%. El único signo que rige es el de los tiempos. Como siempre.
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