Subir salarios, bajar precios, repartir beneficios

Las consecuencias de la guerra en Ucrania nos dejaron el año pasado las cifras de inflación más altas desde hace cuarenta años. Más de un año después del inicio de esta guerra, las empresas están manteniendo un exceso de beneficios a costa de la cesta de la compra de las familias de la clase trabajadora.

Los acuerdos alcanzados entre el Gobierno y los sindicatos mayoritarios sobre pensiones o el Salario Mínimo Interprofesional, junto a la nueva reforma laboral, suponen una protección del poder adquisitivo, pero hay que hacer algo más. Y por ello, volvemos a reclamar a los empresarios un nuevo Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) que permita a los trabajadores y trabajadoras de nuestro país no perder poder adquisitivo. Es urgente que se reparta la riqueza que se genera, porque lo que es indudable es que mientras los salarios apenas han subido un 3%, los beneficios empresariales han crecido exponencialmente por encima incluso del 20% en sectores como el financiero, el energético o en las empresas de distribución.

Asimismo, emplazamos a la patronal riojana a desbloquear la negociación colectiva en algunos sectores como el de comercio o el del sector agropecuario, porque es inaceptable que existan personas trabajadoras en nuestra región cuyos salarios están congelados desde hace más de diez años, y porque si queremos que La Rioja sea referente nacional para atraer inversiones, nuestras condiciones de trabajo no pueden ser del siglo pasado.

En pleno periodo electoral, ya estamos viendo a candidatos y candidatas prometiendo el oro y el moro, visitando y participando en las fiestas de cada rincón de la región y haciéndose 'selfies' con todo el mundo en busca del voto perdido.

Vaya por delante que desde la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores de La Rioja ya hemos elaborado un decálogo de propuestas que trasladar a las formaciones políticas que concurren a las elecciones municipales y autonómicas, propuestas que tienen que ver con la igualdad, con el refuerzo de los servicios públicos, con la potenciación de la industria o con el desarrollo de las políticas activas de empleo.

Esperamos también que, después de que la ciudadanía se haya expresado en las urnas, sea posible de nuevo la conformación de gobiernos progresistas que den respuesta a las reivindicaciones de las organizaciones sindicales, que avancen en la consolidación de derechos y que, en ningún caso, permitan el recorte de libertades.

Una prioridad absoluta para UGT es la lucha contra la siniestralidad. Es intolerable que diariamente en nuestro país dos trabajadores no vuelvan a casa porque han perdido la vida por intentar ganársela dignamente. No es posible que en La Rioja tengamos ya nueve personas fallecidas por accidente de trabajo en lo que va de año. Urgen medias determinantes para frenar este contador de la vergüenza y, aunque esperamos que la puesta en marcha de los delegados territoriales de prevención den pronto sus frutos, hay que apostar de forma más decidida y contundente por la prevención de riesgos laborales. En este sentido, es imprescindible dotar de más medios a la Inspección de Trabajo para que vigile el cumplimiento de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y sancione a las empresas que la incumplan.

Tampoco nos queremos olvidar de algunos hechos que han sacudido nuestra región durante las últimas semanas. Por ello, una vez más condenamos todo tipo de violencia machista en cualquiera de sus formas. Con una reciente Ley de Igualdad pionera en La Rioja no vamos a consentir ni un paso atrás en la lucha por una igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. Y también hay que seguir avanzando en la conquista de derechos de todos los colectivos, LGTBI, personas migrantes o con discapacidad. Queremos una sociedad diversa, plural y sin ningún tipo de violencia ni de discriminación.

Reclamamos unas condiciones de trabajo que nos permitan vivir nuestra vida plenamente, llegar a fin de mes sin dificultades y que no nos obliguen a elegir entre comer o pagar las facturas. Queremos unos convenios colectivos que den respuesta a las demandas sindicales y unos salarios dignos que impidan la generalización de una nueva clase social de trabajadores pobres, con empleo, pero pobres.

'Salario o conflicto' ha sido nuestra consigna durante las movilizaciones de los últimos meses y, si no hay acuerdo, vamos a continuar movilizándonos para que los salarios recuperen un papel protagonista en la negociación colectiva. Y haremos como aquellos primeros sindicalistas, los mártires de Chicago que, en el 1 de Mayo de 1886, exigían la jornada laboral de 8 horas.

En el año en el que la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores celebra su 135 aniversario, vamos a seguir trabajando y demandando en las calles más derechos y libertades, y gritando alto y fuerte ¡Viva el Primero de Mayo!