Seis meses después de la invasión de Ucrania por el ejército de Putin la balanza militar parece inclinarse ligeramente a favor de las fuerzas de Zelenski tras el éxito de la contraofensiva recuperando el terreno perdido en Járkov en el noreste del país. El éxito ... estratégico, sin embargo, no permite albergar esperanzas de un fin del conflicto a corto plazo porque Moscú se prepara para reforzar su desfondado ejército incorporando a sus filas mercenarios e incluso presidiarios. La capacidad de resistencia demostrada por el pueblo ucraniano, el vigoroso liderazgo del presidente Zelenski y la intensa ayuda bélica internacional han hecho posible que la agresión ignominiosa y unilateral rusa no haya culminado en la ocupación de un país soberano. Ese ya es un éxito moral y material que hace concebir esperanzas de que al final triunfará la democracia por encima del autoritarismo belicoso. La demencial iniciativa de Vladímir Putin de invadir Ucrania el 22 de febrero ha sumido durante estos seis meses a Europa en tiempos oscuros que recuerdan los grandes conflictos del siglo XX. El continente contiene el aliento mientras resurge la amenaza nuclear, se perpetran crímenes de guerra contra la población civil y la crisis económica y energética anuncia ya el fin de la era de la abundancia y un futuro de penuria y escasez.

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Europa se prepara para entrar en una economía de guerra como ya indican las medidas de ahorro energético y freno al consumo; o intervenciones políticas en la economía de mercado condicionando a las grandes empresas para que destinen parte de sus beneficios al sostenimiento de la economía doméstica y empresarial. La guerra está alterando todos los equilibrios geopolíticos globales y sus consecuencias finales están lejos de poder descifrarse. Pero es evidente que en estos meses la unidad de los Veintisiete para defender la democracia y la soberanía de Ucrania se ha reforzado intensamente. Del mismo modo que la OTAN como organización de defensa del Atlántico Norte ha recibido un gran impulso y la ampliación de países como Finlandia y Suecia. El contrapunto es la amenazadora formación de un polo de unión estratégica entre Moscú y Pekín junto a la cooperación económica con la construcción de un nuevo gasoducto Siberia 2 que ensombrecen la paz internacional. El futuro es incierto, pero el coraje del pueblo ucraniano y la ayuda de la UE y EE UU deben mantenerse firmes para defender la paz y la herencia democrática de nuestros predecesores.

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