Las previsiones iniciales de que esta temporada turística española podía, al menos, permitir al sector comenzar a resarcirse de los daños de la pandemia están teniendo que ser revisadas tras el aumento de la incidencia, el avance de la variante Delta y el daño reputacional ... causado al negocio turístico por los brotes juveniles en Baleares. Ayer, Francia se sumaba Bélgica en la petición a sus ciudadanos de que «eviten» viajar a España y Portugal; la medida, protestada por la ministra Reyes Maroto, no es la peor de las posibles ya que no es más que una recomendación. Alemania también ha incluido dos nuevas regiones, Cantabria y Cataluña, en la 'lista roja' de lugares a los que se desaconseja viajar, y en la que ya estaban otras comunidades. El Reino Unido, por su parte, parece haber desistido de un control riguroso y a partir del 19 de julio los británicos procedentes de países en su lista ámbar, entre ellos España, no deberán hacer cuarentena si están vacunados. Estos vaivenes condicionan la economía del sector y puede haber intereses creados; de ahí que habría que exigir un tratamiento ecuánime del problema y una mayor confianza en el 'pasaporte covid', que debería ser la herramienta principal para una apertura homogénea de todo el mercado turístico.
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