El sector turístico no termina de remontar en La Rioja tras el desplome al que le precipitó la pandemia. La estadística del cierre de 2022 deja unas cifras desalentadoras y una contabilidad de visitas negativa en el comparativo con 2019, el ejercicio anterior a la ... crisis sanitaria. Casas rurales, campings y hoteles sumaron menos huéspedes y no mejoraron la cifra media de pernoctaciones, que ni araña las dos noches por visitante. El turista que llega a La Rioja sigue siendo de paso efímero. Nada nuevo contra lo que no hayan tropezado ya los sucesivos gestores autonómicos desde que la región empezó a buscar en el turismo un factor de crecimiento. Mas la realidad es que su aportación hoy al PIB, algo menos del 10 %, es apenas un punto mayor que la de hace una década. Unos años en los que se ha teorizado mucho sobre el fenómeno turístico y se ha avanzado tan poco que convendría someterlo a reflexión con más autocrítica. La región, ahora, ha puesto parte del foco de su Plan de Recuperación y Resiliencia en el turismo a través de la Enorregión y del Valle de la Lengua. De la audacia con que se resuelva el desarrollo de ambos ejes dependerá que en unos años la estadística no vuelva a arrojar unos resultados tan poco estimulantes.

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