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No me atrevo a opinar sobre la sentencia del Supremo contra los secesionistas catalanes. No la he leído y no soy docta en leyes, así que huelga todo comentario. Lo que sí puedo compartir es la tristeza que me provoca observar la situación de las ... calles catalanas, a su sociedad partida en dos, tensionada por los independentistas y con alborotos y cargas en los puntos neurálgicos de comunicación, que ya fueron portadas el domingo y ayer, lo son hoy y lo seguirán siendo mañana y los días próximos en los medios de información internacionales.
Por eso me ha gustado mucho, y la aplaudo con efusividad y agradecida, la iniciativa del Gobierno de España de grabar un vídeo en el que, en diferentes idiomas, varios ministros defienden a España como lo que es: una democracia moderna, en la que imperan la Ley y el orden, y la Justicia se aplica con rigor, equidad y sin arbitrariedades. Por una vez, el Ejecutivo se ha adelantado al relato de los secesionistas. Bravo.
Por lo demás, los exportadores riojanos tiemblan ante la tormenta perfecta que se avecina entre Estados Unidos y la Unión Europea. Una batalla en la que los misiles serán reemplazados por crueles aranceles que encarecerán los productos y les harán perder su atractivo comercial.
El viernes, muchos empresarios riojanos que se han dejado años de esfuerzo y trabajo en conquistar un mercado tan brutal y exigente como el norteamericano, verán cómo su competitividad se va a hacer puñetas en las aduanas estadounidenses. Y esto también me genera mucho desconsuelo, porque conozco a unos cuantos y sé que tienen que estar literalmente destrozados.
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