Tres hermanos

Los asuntos familiares suelen ser una de las vetas de mayor inspiración para muchos cineastas y escritores. La utilización del enfoque dramático o de comedia suelen ser los tratamientos más utilizados. Este último vector es el que mueve a Jean-Paul Rouve, autor de 'Los recuerdos' (2014). Le aporta una pizca de sana ironía y suave sarcasmo teñido de una ternura que aviva un afán artístico de dotar a su largometraje de una pátina naturalista, de autenticidad, buscando humanizar a sus atribulados personajes.

La película, que tuvo en nuestro país una distribución muy amortiguada y se pudo ver en muy pocas plazas, cuenta la historia de tres hermanos, Lola (Ludivine Sagnier), Pierre (José García) y Benoit (Jean-Paul Rouve), que suelen citarse en la tumba de sus padres para descubrir sus recientes planes, en busca de apoyo sin son grises o celebrar éxitos en común. Un lugar tranquilo (los muertos no protestan por sus voces, suelen decir a los que buscan recogimiento en un cementerio) y sereno donde los tres personajes se sienten a gusto y encuentran la confianza para revelar sus secretos.

Una intimidad que les permite ponerse al día en cuestiones mundanas e incluso frívolas, pero que dejan para otros espacios sus percances más acuciantes.

Y estos, cuando brotan, tocan asuntos tangibles, como el repentino despido laboral de Pierre, la tercera boda de Benoit y la emoción de Lola por haber encontrado en un magrebí el amor de su vida.

El filme es una comedia agridulce, de costumbrista mirada, que sin plantear grandes temas ofrece, sin embargo, situaciones cotidianas que son un reflejo de acciones que pueden ocurrir.