La aprobación de los Presupuestos del Estado con una holgada mayoría y el inicio de la tramitación de la controvertida reforma del Código Penal para suprimir el delito de sedición en beneficio de los cabecillas del 'procés' encarrilan el último año de la legislatura al ... Gobierno de Pedro Sánchez. Ambos acuerdos, adoptados esta semana por el Congreso, confirman la solidez de la variopinta alianza en la que se apoya el Ejecutivo, aunque su mantenimiento le obligue a continuos escorzos. Su reedición es un objetivo común de todos los socios ante las próximas elecciones generales tanto por los intereses que comparten como por el temor que les suscita una alternativa encabezada por el centro-derecha. Eso no significa que el camino hasta las urnas vaya a estar exento de dificultades para la coalición. El deterioro de la economía a causa de la guerra en Ucrania y su impacto en los precios y en la actividad es un factor de posible desgaste. A ello se le suman las tensiones internas. Pacificada por ahora la relación con ERC y asegurado el apoyo del PNV y EH Bildu, la pugna abierta en Unidas Podemos constituye en este momento el principal riesgo de desestabilización para el Gabinete.
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Las diferencias de fondo entre la formación morada y Yolanda Díaz sobre la plataforma Sumar, con la que la vicepresidenta aspira a liderar una candidatura del espacio a la izquierda del PSOE, amenazan la presencia de Podemos en ese proyecto. Una brecha agudizada por la polémica en torno a la ley del 'solo sí es sí', en la que la ministra de Trabajo ha recibido furibundos ataques de Pablo Iglesias por no plegarse al discurso de Irene Montero que atribuye la rebaja de penas a violadores a «jueces machistas». La exhibición sin pudor de la sima de desconfianza que separa a ambos sectores ha convertido, de hecho, una coalición a dos bandas en una a tres ante las posturas enfrentadas que conviven en el socio minoritario.
Aunque las heridas son profundas, el conflicto está a tiempo de ser reconducido, lo que sería una muestra de inteligencia. Una hipotética ruptura entre Podemos y Yolanda Díaz –un peligro real si no se rebaja la tensión entre ellos– pondría en aprietos la continuidad del Gobierno. Con las elecciones en el horizonte, la división en la izquierda del socialismo conlleva el riesgo de una desmovilización de sus votantes, como se vio en Andalucía, lo que en nada beneficia sus intereses ni la repetición de la mayoría que sostiene a Sánchez en la Moncloa.
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