Quien pudo haber liderado el PSOE en el tránsito de la dictadura a la democracia y quien se convirtió en líder referencial, junto a Marcelino Camacho, en el largo viaje del sindicalismo desde la clandestinidad a los retos de las sociedades modernas ha logrado su ... última conquista en el trance sin vuelta de la muerte. Nicolás Redondo consiguió este miércoles que el reconocimiento a su figura, tras su fallecimiento el martes a los 95 años, concitara un elogio unánime a su coraje, su compromiso y su coherencia por quienes le sentían muy cerca, por sus afines que en otras épocas dejaron de serlo y por quienes no compartían sus presupuestos ideológicos. El homenaje al hombre poliédrico que fue y a lo que representó para aquella España de cambio que aprendió a convivir en democracia se elevó ayer como una benéfica tregua en medio de las desavenencias y el ruido ambiental. Se trata de una distensión obligada por la potente sombra que proyectaba, incluso retirado, uno de los referentes insoslayables de un ciclo que, en buena medida, también muere con él. Pero el recuerdo elegante a Redondo ha simbolizado en estas horas la posibilidad de la generosidad y la concordia entre quienes piensan diferente.
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