Transición energética y retos para 2023
No debemos permitir que esta coyuntura adversa nos desvíe del objetivo de transformar los grandes desafíos en oportunidades
ANTONIO HERNÁNDEZ GARCÍA
Viernes, 13 de enero 2023, 21:45
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ANTONIO HERNÁNDEZ GARCÍA
Viernes, 13 de enero 2023, 21:45
Después de dos años de extrema volatilidad y encarecimiento de los precios energéticos, nos enfrentamos a un 2023 plagado de retos. En primer lugar, habrá que seguir tomando medidas para reducir el impacto de esta coyuntura adversa sobre las familias y la competitividad de las ... empresas. Para estas, será clave la puesta en marcha del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación (PERTE) de descarbonización industrial que, además de conceder ayudas, incluirá medidas facilitadoras de innovación y sostenibilidad.
Igualmente hay otros desafíos de carácter más estructural, ligados a la transición energética, que nos permitirán a medio plazo reducir la dependencia de fuentes fósiles importadas y promover la competitividad de nuestro país, aprovechando la abundancia relativa en recursos renovables. Por ello, habrá que avanzar en la ejecución del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 y las hojas de ruta aprobadas.
En el ámbito de las renovables, ya se han ejecutado tres subastas, asignándose una cantidad de 6GW, a unos precios muy por debajo de los del mercado. Sin embargo, son necesarias nuevas subastas que permitan alcanzar los 20GW en 2025. Entre ellas, las relativas a la cogeneración, orientadas a impulsar la renovación del parque existente, mejorando la competitividad y la eficiencia de este sector, con impactos positivos en emisiones, crecimiento económico y empleo. Además, sería conveniente ajustar la metodología de la cogeneración para que la referencia de gas incluida en la retribución de la operación (Ro) sea más realista, eliminando el Henry Hub americano de la fórmula de cálculo, ya que este se ha desacoplado de los mercados europeos (tanto Mibgas como el TTF).
En relación con las hojas de ruta del hidrógeno verde y el biogás, destaca la aprobación de la normativa básica que regula las garantías de origen. Son tecnologías claves en la descarbonización de sectores de difícil electrificación que permiten reducir nuestra dependencia energética del exterior.
En el caso del hidrógeno verde, la hoja de ruta prevé un objetivo de 4GW de electrolizadores para 2030 y ya se cuenta con un Perte, pero necesitará ser competitivo en costes, uno de los problemas para su desarrollo. Potenciar un mayor apoyo público será necesario para lograr una mayor escala de los proyectos.
En el ámbito del biogás, la hoja de ruta prevé que, al menos, se multiplique por cuatro la producción actual, alcanzando un mínimo de 10,4 TWh en 2030. Sin embargo, muchos estudios destacan el gran potencial de España, que podría sobrepasar significativamente esa cifra. La propia Comisión Europea ha señalado a este país como uno de los tres con más potencial de residuos convertibles en biometano, junto a Francia y Alemania. Se trata de una tecnología ya madura y utilizable en las actuales infraestructuras.
En cuanto a la eólica marina flotante, que pretende alcanzar un objetivo de entre 1 y 3 GW en 2030, será necesario publicar los planes de ordenación del espacio marítimo (ubicación de los aerogeneradores), actualizar el procedimiento de las autorizaciones, así como adaptar la normativa para el acceso y conexión al sistema eléctrico y aprobar el marco retributivo.
En lo que respecta a la hoja de ruta del almacenamiento, con un objetivo de 20GW para 2030, sería recomendable aprobar el proyecto de orden ministerial por la que se regula el mecanismo de capacidad, como complemento al mercado de energía, que ya fue informada por la CNMC. Esta regulación, diseñada mediante subastas, es importante porque garantiza la seguridad de suministro del sistema eléctrico en un contexto de aumento progresivo de las tecnologías renovables intermitentes. En particular, se dan señales retributivas para el almacenamiento y la flexibilidad de la demanda, lo que permitirá el despliegue de las tecnologías de almacenamiento, tanto baterías como bombeos hidráulicos.
Por último, será determinante el papel de las redes, tanto de electricidad como de gas, para afrontar todos estos retos y acelerar la transición energética, para lo que será necesario adoptar nuevas medidas regulatorias, en línea con la propuesta de orden ministerial que establece las bases reguladoras para otorgar ayudas a proyectos de nuevos modelos de negocio, como los 'sandboxes' regulatorios o los agregadores de demanda.
En definitiva, no debemos permitir que esta coyuntura adversa desvíe el rumbo de la necesaria transición energética, y podamos, con el esfuerzo de todos, tornar todos estos grandes desafíos en oportunidades, no solo en términos de menor dependencia energética del exterior, abaratamiento de la electricidad y mayor competitividad, sino también en creación de empleo, integración de las pymes en las cadenas de valor y vertebración del territorio.
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