La traficante

Al espectador se le ofrece un esforzado maridaje entre guasa y thriller. La simpática película gira en torno a la actuación de su intérprete femenina. La estrella de la función es Isabelle Hupert. La versátil actriz encarna a Patience Portefeux, una traductora del departamento antidroga de la policía francesa. Para ayudar a la maltrecha economía doméstica decide introducirse en el tráfico de hachís. Sin embargo el destino le deparará un giro inesperado y se convertirá en una astuta camello que tiene despistados a los agentes de estupefacientes.

El realizador Jean-Paul Salomé, también coguionista de la historia, imaginaba este dislate híbrido de géneros siempre con la presencia de la curtida Huppert. Apenas se apea de algún plano y toda la acción está bajo su cometido. Su carisma y talento, incluso en los momentos más divertidos, sobresale y el desarrollo del enredo se sigue gracias a su labor y a la aportación de algún personaje secundario que roza la excelencia.

Patience Portefeux es una mujer camaleónica. Diseñada con el aplomo y seguridad que se ve hoy en día en la ficción a las mujeres. Cansada de ser una funcionaria profesional y recibir un sueldo insatisfactorio decide cruzar una línea prohibida. Se pasa al otro lado de la ley y cuando analiza sus ventajas, sobre todo, onerosas, ya no hay vuelta atrás.

Asume su rol y muestra una fiabilidad y destreza impresionantes. Gracias a este embrollo y, en menor medida, a las otras líneas argumentales que se entrecruzan sin mucha chispa, 'La Daronne' logra su propósito, un thriller con toques de humor. Suficiente.