En el panorama de la salud pública, la educación sanitaria emerge como una pieza vital en la promoción de la salud. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) promover la salud significa generar espacios de participación, trabajar en red, reforzar el papel de las ... comunidades y potenciar sus activos y capacidades para que puedan abogar por sus necesidades y perspectivas.
La tendencia actual en salud pública se aleja de la mera educación sanitaria convencional de décadas pasadas y se dirige hacia intervenciones más integradoras. Por ejemplo, en el caso del tabaco se combina la regulación, los impuestos, los tratamientos para la deshabituación, el marketing con advertencias en las cajetillas y, finalmente, la educación sanitaria. Este enfoque reconoce que los llamados «estilos de vida» no son siempre decisiones autónomas, sino que están fuertemente influenciados por el entorno, especialmente en niños y jóvenes.
La salud pública busca ahora promover cambios de comportamiento mediante mecanismos de influencia que simplifiquen la adopción de conductas saludables. Colocar agua en las mesas de los restaurantes para fomentar la hidratación en lugar de consumir bebidas alcohólicas, o hacer que la verdura sea más visible en los bufetes de comedores colectivos, son algunos ejemplos. Estas estrategias buscan hacer que la opción saludable sea la más fácil de seguir, siguiendo el lema de 'Hacer la elección saludable, la elección fácil'.
En este contexto no podemos olvidar que la población está constantemente bombardeada con información, por ello resulta crucial aprovechar momentos clave para transmitir mensajes de salud, ya sea a través de noticias destacadas o con la ayuda de líderes de opinión, un papel en que las organizaciones sanitarias jugamos un papel clave.
Es esencial detener la medicalización y la medicamentación del malestar, pues ello alimenta una cultura de consumo sanitario excesivo. Sin embargo, la lucha contra esta tendencia enfrenta desafíos, ya que una industria poderosa y algunos políticos promueven la consulta médica ante cualquier preocupación, incluso cuando esto puede resultar en diagnósticos erróneos o innecesarios. En este punto, es fundamental que los médicos se aparten de esta tendencia y que los colegios de médicos asumamos un papel más activo.
Otro eje de acción fundamental debe girar sobre el establecimiento de alianzas con el ámbito educativo para inculcar desde temprana edad hábitos saludables y fomentar la crítica frente a la avalancha de información. Una posible vía es la introducción de una asignatura obligatoria que aborde temas como la salud sexual, mental, el uso adecuado de los servicios de salud, los autocuidados, los primeros auxilios y la protección frente a pseudociencias y pseudoterapias.
La importancia de la educación en salud radica en su capacidad para empoderar a los ciudadanos y dotarlos de los conocimientos necesarios para tomar decisiones informadas sobre su bienestar. En España, donde el Sistema Nacional de Salud (SNS) brinda cobertura universal y gratuita, es fundamental que los ciudadanos comprendan la importancia de utilizar este recurso de manera responsable. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2020 se registraron más de 267 millones de consultas médicas en los centros de atención primaria del SNS, lo que refleja la alta demanda y la necesidad de concienciar sobre la importancia de una atención adecuada y oportuna.
Una educación sólida en salud no solo implica conocer los servicios disponibles, sino también entender cómo utilizarlos de manera eficiente y responsable. Esto incluye la prevención de enfermedades mediante hábitos de vida saludables, la promoción de la atención primaria como primer punto de contacto con el sistema de salud, y la comprensión de la importancia de seguir las indicaciones médicas y respetar los recursos sanitarios. Solo así se puede garantizar la sostenibilidad y la equidad en el acceso a la atención médica para todos los ciudadanos.
Con un enfoque proactivo en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, se pueden evitar muchas consultas y hospitalizaciones innecesarias, lo que a su vez reduce los costes para el sistema y mejora la calidad de vida de la población. En este sentido, la colaboración entre el sistema educativo, las autoridades sanitarias y la sociedad civil es esencial para crear una cultura de salud que promueva el bienestar individual y contribuya al sostenimiento de nuestro modelo sanitario, clave de nuestro estado de bienestar y el mejor regalo que los españoles nos hemos hecho a nosotros mismos en los últimos 100 años.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.