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Las mentiras son como los cimientos de barro de una casa, que nadie es consciente de su fragilidad hasta que se derrumba el edificio aflorando la clamorosa verdad: sin cimientos nada perdura en el tiempo. Esta semana ha sido propicia en mostrarnos ruinas humanas.
Todo ... se ha dicho sobre José Luis Moreno pero quizá lo peor está por descubrir. Cuentan que en el paraíso de los muñecos despertaron a un tiempo Monchito, que lloraba; Macario, riendo con retranca y Rockefeller, el insufrible cuervo que mejor representa al ventrílocuo, que entró en crisis repitiendo sin cesar: ¡Toma, Moreno! Al borde de la histeria estuvo el día que detuvieron a José Luis Moreno hasta que doña Rogelia y Rodolfo le ataron el pico con la cuerda de la compasión que inspiran los trastornados. Yo siempre preferí a los muñecos de Mari Carmen porque los otros rezumaban caspa de siglos y mal gusto, era el signo de un tiempo que se resistía a desaparecer y que todavía pervive. Hoy, la acusación de presunta pertenencia a una organización criminal, una red de estafadores y de blanqueadores de capitales ennegrece a un Moreno que cada vez se parece más al oscuro cuervo con el que nos helaba la sonrisa de pequeños. Es innegable que este señor es una ruina moral al que la adulación ambiental le dio alas, de cuervo, pero alas. Deja tantas víctimas de su avaricia y de su maldad que solo me inspira desprecio y, no lo niego, hasta pena.
Luego está ese personaje en busca de autor que da grima y repelús. Toni Cantó es otro que vive en el paraíso de las mentiras. Tratar de convencernos de su sinceridad es, indudablemente, lo peor de él. Un buen actor te atrapa pero a este protagonista de impagables operetas es difícil creerle. A esta ruina de la política que triunfa hoy, Isabel Díaz Ayuso lo ha nombrado director de la Oficina del Español. Ni el español peligra en Madrid ni Cantó es un intelectual. Con este sombrero se tapan dos cabezas, se refuerza el nacionalismo madrileño de Ayuso para competir con el Estado y se pagan a Toni Cantó las traiciones. Además, Toni no se siente esclavo de la palabra dada pero sí de sus hipotecas y es que los fines de mes son muy fríos sin el calor de la paga. Al fin y al cabo, no iba a ser menos que Santi Abascal, tendrá lo que antes tuvo el actual líder de la ultraderecha: un chiringuito para vivir.
Cierra la semana Pablo Casado que, subido al carro de las mentiras sobre la historia de nuestra Guerra Civil, equipara a golpistas con gobiernos constitucionales. Una perla más de la ruina intelectual de muchos dirigentes actuales. Ha desenterrado el «váyase, señor Sánchez» emulando a Aznar y su «váyase, señor González». No hay ni imaginación ni propuestas. Cuando lleguen las lluvias veremos cuántos líderes elevados sobre cimientos de barro perviven o se derrumban.
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