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El Consejo General del Poder Judicial tiene en su campo la patata caliente que Moncloa le ha cocinado para permutar el juego de equilibrios en el Tribunal Constitucional. Si los integrantes del órgano de gobierno de los jueces aceptan el envite, nombrarán dos nuevos magistrados ... y dejarán expedito el camino para que Sánchez pueda colocar a Cándido Conde Pumpido en la institución que arbitra lo que es o no constitucional. Los futuros recursos y los pendientes. Una tarea de enorme relevancia en un país donde el poder judicial se ha convertido en una palanca esencial en la pugna Ejecutivo-Oposición.
En el último tramo de la legislatura, Pedro Sánchez ha vuelto sobre sus pasos y se rectifica a sí mismo porque cuando comprendió que el PP no se avendría a cambiar los cromos de los jueces como era tradición en el bipartidismo anterior a la fragmentación parlamentaria, decidió quitarle al CGPJ las competencias para cubrir vacantes y hacer relevos en toda la carrera judicial. Lo maniató esperando que los propios jueces presionaran al partido entonces de Casado y ahora de Feijóo rompiendo su resistencia. El resultado es un colapso de relevos, nombramientos, jubilaciones, prórrogas, que como dijo el presidente Lesmes ofrece un panorama desolador.
Ahora le ha devuelto las competencias pero solo para los nombramientos de vacantes en el Constitucional, no en el Supremo ni en otras instancias. Pero nadie da su brazo a torcer. Porque el campo judicial se ha convertido en el campo de batalla decisivo entre socialistas y conservadores. Sánchez movió una pieza en primavera ofreciendo al PP la cabeza de la Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, y curiosamente, el equipo de Pablo Casado pactó un borrador de acuerdo para la renovación judicial. Antes de cuajar, se produjo el harakiri de Casado y todo volvió al kilómetro cero. Pero el tiempo corre en contra de Sánchez porque en el mundo judicial se percibe el cambio de ciclo y sólo los candidatos muy afines como Conde Pumpido o De Prada están dispuestos a mojarse cuando asoma un futuro de gobiernos de la derecha.
A Sánchez le están dando calabazas jueces desde la Sala Segunda del Tribunal Supremo o desde insignes magistrados de la Audiencia de Bilbao, rechazando ministerios de Justicia o presidencias del TS. Y en paralelo en ese ambiente de desolación el mundillo se entretiene ojeando las revistas del corazón donde algún juez antaño relevante rompe sus relaciones sentimentales a golpe de wasap. Pero aquí se juega la madre de todas las batallas porque mientras la estabilidad del gobierno dependa de fuerzas anticonstitucionales, tocar el TC podría hacer tambalear todo el edificio.
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