Algunos ingenuos creíamos que Alberti y Picasso eran de izquierdas, gente a favor de la República, lo que se dice rojos. Nada más lejos de la realidad. Ahora los que reparten el carné de 'veritable' izquierdista nos informan de que Picasso y Alberti eran unos ... fachas, rancios y casposos. La prueba es que los dos eran aficionados a los toros. Y resulta que Sergio Torres, el que ahora corta el bacalao (perdón, el tofu) en el Gobierno, en lo referente a Derechos de Animales, acaba de proclamar que defender la tauromaquia es incompatible con militar en la izquierda. Incluso insinúa que, por ser taurina, a la vicepresidenta Carmen Calvo podrían expulsarla del PSOE. Ríete tú de la Gran Purga... Mucho están tardando en borrar al Che de la foto esa en la que aparece en Las Ventas, en barrera, encantado y a punto de fumarse un puro.

Publicidad

En un arranque de estalinismo cañí lo podrían sustituir, a él y a sus correligionarios, por un grupo de manolas de las de mantilla y peineta. Quedarían más fotogénicas que estos (ahora los sabemos) falsos revolucionarios vestidos de militares. Le diría a Torres que, puestos a comparar, había más crueldad en los bocatas de chorizo que a buen seguro se zampó de niño (¿o nació vegano?) que en una corrida de toros. Y que poca gente he conocido más amante de los animales que un ganadero de bravo. Le pediría también que evitara juzgar una expresión artística desde su trinchera ideológica. Y esto vale lo mismo para los toros que para el buen embutido ibérico.

Otra socialista, la alcaldesa de Parauta, lo ha entendido a la perfección y ha sustituido la iluminación navideña por el reparto a domicilio entre sus empadronados de algo tan inapelable como el jamón de pata negra. ¿Populista? Puede. Pero facha... pues no es.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad