La confirmación por parte de Christine Lagarde no solo de que el BCE subirá este mes otro medio punto los tipos de interés, hasta el 3,5%, sino de que los mantendrá al alza hasta que «el monstruo de la inflación» se sitúe en el ... 2% envía un nítido mensaje a los mercados y una pésima noticia a las familias endeudadas. La drástica política monetaria aplicada a raíz de la guerra en Ucrania ha tenido un impacto moderado en el control del IPC, que está todavía en el 8,5% en la Eurozona. La estabilidad de los precios es el mandato que sus estatutos señalan al Banco Central Europeo, que aun así no puede desentenderse de los eventuales efectos de sus decisiones en el conjunto de la economía. Es cierto que la actividad y el empleo han resistido mucho mejor de lo esperado el vertiginoso ascenso de los tipos, lo que refuerza la actuación del BCE, pero los riesgos de un brusco enfriamiento en los próximos meses invitan a manejar con prudencia esa herramienta. El llamamiento de Lagarde a contener el gasto público en España y en favor de ayudas selectivas y limitadas a los sectores más vulnerables a la inflación marcan una senda por la que el Gobierno apenas ha empezado a caminar.
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