Hace muchos años fue nombrado obispo de Solsona Vicente Enrique y Tarancón. En 1950 escribió una pastoral, 'El pan nuestro de cada día, dánosle hoy', en la que denunció a quienes especulaban con el trigo mientras el pueblo pasaba hambre. Esa actitud le ... ganó la enemistad del régimen y allí se quedó recluido durante años porque, como dijo el nuncio Cicognani, las autoridades franquistas no digerían el pan. Es decir, su denuncia cayó como una bomba en la mesa de Franco y con enorme alivio entre sus fieles que volvieron a comer pan aunque fuera negro. Nada que ver esta historia con la renuncia del actual obispo Xavier Novell, que ha dejado atónita a toda su feligresía y aturdido a todo el clero. Una bomba que anuncia otras y que ilustra las eternas contradicciones por las que camina la iglesia católica. Atónitas están sus jerarquías ante el fervor con el que uno de los suyos escribe un borrón histórico con un escándalo de faldas vulgar y corriente. Ni ellos, que no censuraron sus excesos y diatribas homófobas, saben si es el amor o el demonio el que ha llamado a su puerta

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Ya saben que Pablo de Tarso, cuando iba a Damasco a perseguir cristianos, cayó del caballo y Dios lo convirtió. No hay pruebas de que sufriera ninguna lesión durante esta transformación. Hoy, el obispo de Solsona se ha pegado un bofetón de órdago contra la realidad tras haber promovido métodos curativos de homosexuales y pervertidos en general. Esa era la cruzada del supermán independentista de Solsona. Se ignora si las heridas del amor son profundas y si serán duraderas porque en Xavier Novell los cambios de opinión son frecuentes, pasó de pedir la supresión del celibato a defenderlo. Ante esta deriva carnal que seguro que es pecado, dicen que este enamorado de la autora de El infierno en la lujuria de Gabriel habría sido abducido por algún demonio que vagaba por el mundo sin nada que hacer. La posesión demoniaca es la única explicación que algunos encuentran. Creen que ha perdido la razón, pero a mí este fichaje del papa Ratzinger me tiene totalmente seducida. Tras conocer que era el exorcista titular de la diócesis veo una novela y una trepidante película, ¡cosas del demonio!

Qué bien interpretaría a un obispo tan pillo el genial Jean Paul Belmondo. Lo recuerdo en una escena en la que se le ve muy elegante pilotando una lancha en las aguas de Venecia mientras le persiguen en dos motoras los carabinieris. Cuando van a darle alcance, un helicóptero lanza una escala por la que Belmondo asciende intrépidamente mostrándonos en primer plano unos calzoncillos largos de color blanco con grandes topos rojos. Una escena delirante y elegante, nada que ver con esta aventura episcopal que ha dejado a quienes apoyaron a Novell con el culo al aire. Por cierto, la película se titula El rey del timo.

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