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Hace muchos años fue nombrado obispo de Solsona Vicente Enrique y Tarancón. En 1950 escribió una pastoral, 'El pan nuestro de cada día, dánosle hoy', en la que denunció a quienes especulaban con el trigo mientras el pueblo pasaba hambre. Esa actitud le ... ganó la enemistad del régimen y allí se quedó recluido durante años porque, como dijo el nuncio Cicognani, las autoridades franquistas no digerían el pan. Es decir, su denuncia cayó como una bomba en la mesa de Franco y con enorme alivio entre sus fieles que volvieron a comer pan aunque fuera negro. Nada que ver esta historia con la renuncia del actual obispo Xavier Novell, que ha dejado atónita a toda su feligresía y aturdido a todo el clero. Una bomba que anuncia otras y que ilustra las eternas contradicciones por las que camina la iglesia católica. Atónitas están sus jerarquías ante el fervor con el que uno de los suyos escribe un borrón histórico con un escándalo de faldas vulgar y corriente. Ni ellos, que no censuraron sus excesos y diatribas homófobas, saben si es el amor o el demonio el que ha llamado a su puerta

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