Tijeras

Que Italia y España son naciones hermanas lo sabíamos mucho antes de que Ferreri y Azcona cruzaran sus caminos y proyectasen en las pantallas ese espejo de alegrías y miserias con las que los ciudadanos de aquí y de allá vamos llenando los días. En ... pocos países me he sentido yo tan en casa como en Italia, pero no voy a abrir el corral de los tópicos de siempre: el clima, la religión, el idioma... no se trata de eso. La cosa va de que Italia ha decidido cuestionarse la gordura de su parlamento. El pueblo ha votado a favor de la propuesta, y en adelante allí vivirán sus bochornos y corrupciones que nos son tan familiares con 115 senadores y 230 diputados menos. Es una barbaridad, y cuando se empieza con estas cosas no se sabe bien dónde terminan, como cuando yo me miro en el espejo y decido recortarme las patillas, porque ya empiezo a parecer Hugh Jackman en Lobezno y me digo «un poco más», y luego igualo con la otra y veo que no queda al mismo nivel y acabo subiendo poco a poco, trepando milímetro a milímetro con la cuchilla, y vuelvo a la otra patilla hasta que llega un momento en que tengo que parar para no acabar afeitándome hasta las cejas.