La decisión del Gobierno de prorrogar los ERTE hasta el próximo 31 de enero en dos fases –en las mismas condiciones actuales hasta finales de octubre y con otras nuevas desde esa fecha– evidencia las dificultades para alcanzar un acuerdo con los agentes sociales cuando ... apenas falta una semana para que venza el sistema vigente. Ese movimiento permite ganar un tiempo necesario después de que el Ejecutivo acabe de poner sobre la mesa una propuesta que vincula la exoneración de las cuotas a la Seguridad Social de las empresas a la formación de los trabajadores en regulación temporal. Aunque puede ser razonable, la medida ha descolocado a los sindicatos y la patronal, y requiere un nivel de concreción aún muy lejano. Ese plan y los anunciados incentivos para contratar a personal en ERTE de otras compañías revela los obstáculos para recolocar a las 253.000 personas que se mantienen en esa situación a pesar de que la fase más dura de la crisis económica ya ha pasado. Es lógico que este exitoso mecanismo para defender el empleo con cargo a los fondos públicos se adecúe a las circunstancias de cada momento, lo que no impide reconocer sus propias limitaciones.
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