'Tic-tac', Raquel Romero

Es casi grotesco que los riojanos hayamos asumido el peaje de un departamento que pasará a la historia por no pegar ni palo al agua a un coste de hasta 32 millones de euros en el conjunto de la legislatura. Si es que la termina..., porque el 'tic-tac' de la señora Romero ya marca la cuenta atrás y, a la espera de las leyes pendientes que Andreu quiera sacar en el Parlamento –la de la Agencia de Transición Energética entre otras–, intuyo que acabará siendo despachada por el mismo Ejecutivo que hasta ahora la protege sin fisuras.

Desde hace tiempo sospecho que Andreu gobernará 2023, el año electoral, en minoría y con presupuestos prorrogados, con lo que el crucial apoyo de Romero dejará de serlo en unos meses. Será entonces cuando Alex Dorado utilizará el calificativo de tránsfuga del que hoy reniega. Eso sí, la consejera tiene red y cambiará el salario del Palacete por el de diputada liberada sin partido. Algo menos, pero aún así un 'mazo' de cincuenta y pico mil euros, si bien varios de los okupas gubernativos también expulsados de Podemos tendrán que buscarse otro lugar para vivir del cuento.

Así que, probablemente, será Andreu quien acabe con Romero cuando le convenga –no será por ceses– y, al tiempo, intentará reconciliarse con los muchos riojanos que consideramos una estafa su gestión de consejera. Entretanto, la ahora líder de Podemos en La Rioja, Arantxa Carrero, se escaquea y, pese a no dudar en llamar por su nombre al transfugismo, en lugar de exigir su destitución tras la expulsión, se queda tan ancha al decir que no va a pedir su dimisión porque sabe que no se va a ir. Joder, qué tropa.