La tercera desescalada

La cosa es cuánto tardará en llegar esa subida y cómo de empinada (y peligrosa) será. ¿Semanas? ¿Meses? Sin jugar a Rappel, hay unos pocos puntos claves para juzgar lo que pase en las próximas semanas.

1.-Los precedentes. Hasta ahora hemos vivido dos desescaladas. La primera, la más paulatina (y por tanto larga) duró todo el mes de mayo, y culminó en junio. Por aquel entonces, la incidencia acumulada en dos semanas era de 11 casos por cien mil, y la UCI estaba vacía. Hasta las primeras señales de la segunda ola pasó algo más de un mes (mediados de julio) y esa ola se disparó del todo a los dos meses, en agosto.

La segunda desescalada, tras el pico de octubre-noviembre, la comenzamos el 29 de noviembre. Por aquel entonces la IA 14 era de 421, y en la UCI había 32 pacientes. Los datos siguieron mejorando durante un mes, pero tras el puente de diciembre la cosa comenzó a empeorar: los contagios empezaron a crecer claramente el 16 de diciembre, apenas dos semanas y media tras las medidas de desescalada. Y lo que pasó en enero es de todos conocido.

Esta tercera desescalada llega a medio camino entre una y otra. Ayer la IA 14 estaba en 161 casos por cien mil, y la UCI atendía aún a 28 pacientes. El inicio de la segunda y la tercera ola coincidió con sendos periodos festivos, verano (y sus no-fiestas) y Navidad. En el horizonte de las semanas que vienen hay también un potente rojo en el calendario: Semana Santa. Este año Jueves Santo es el 1 de abril. En Salud lo tienen claro: tras esas fechas comenzará una cuarta ola, si no ha comenzado antes.

2.-Las vacunas. La tercera ola que cerramos ahora ha sido diferente de las anteriores en dos puntos fundamentales. Uno, su velocidad de subida y de bajada, y por tanto su corta duración. Dos, su «escasa» (con muchísimas comillas) mortalidad en las residencias de ancianos. Y en esta segunda diferencia tuvieron mucho que ver las vacunas, que se empezaron a desplegar en los centros de mayores el 27 de diciembre.

Ahora las vacunas están empezando a llegar a la población en general: la desescalada de ayer coincidió en el tiempo con el comienzo de la vacunación de los mayores de 80. Viendo la eficacia comprobada de esas dosis (por encima del 95% después de la segunda) la velocidad del suministro de la medicación será clave. Si la cuarta ola llega en abril, quedan cinco semanas. Hasta ahora, el mayor ritmo de llegada de dosis a La Rioja ha sido de algo más de 5.000. Si no aumenta, eso supone 25.000 vacunas para Semana Santa. En La Rioja hay algo más de 21.000 mayores de 80 años. Aumentar el ritmo de suministro es clave para parar (o atenuar) el golpe.

3.-La presión. Algunos sectores sociales están mostrando cada vez menos flexibilidad a las restricciones. Son, evidentemente, algunos de los más golpeados. Los hosteleros han radicalizado su posición durante este mes de cierre, y no dan señales de ir a relajarse ahora. Así lo demuestra otra nueva concentración de «platos rotos» convocada para hoy mismo, y también algunas demandas como la expresada ayer por la patronal de la hostelería: que se les abonen «todos los gastos» ocasionados por el cierre.

Es una petición evidentemente imposible (lo es que la administración enjugue todas las pérdidas de todos los sectores afectados por la crisis) pero vale como señal de lo que viene: la presión de los sectores más afectados jugará en contra de cualquier adelanto de las restricciones. Y los retrasos en las medidas han sido la cruz de La Rioja durante este año.