Tentaciones
Si reforman la malversación, ¿quién va a creer que no piensan en su beneficio?
elena moreno scheredre
Viernes, 18 de noviembre 2022, 00:29
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elena moreno scheredre
Viernes, 18 de noviembre 2022, 00:29
La única manera de librarse de la tentación es ceder ante ella. Si se resiste, el alma enferma anhelando lo que ella misma se ha prohibido…». La cita es de Oscar Wilde, un escritor que además de ofrecernos 'El retrato de Dorian Gray' vivió cayendo ... en sus tentaciones. Ando tratando de no caer yo misma en la tentación de mentar a los señores diputados elegidos para elaborar leyes o renovarlas pensando en el bien común.
Sus despropósitos quitan la afición, y ya no podemos saber si emplean malas artes o nos ofrecen un paso hacia la conquista social. Este Gobierno, al igual que los anteriores, ha conseguido anestesiar al ciudadano, crear hábitos retóricos, dejarnos sin habla, sin voz, y con una papeleta en la mano de dudosa eficiencia. Aceptamos pulpo como animal de compañía. Qué remedio, y ahora resulta que las penas son menos penas para los que debieran vivir penando.
No es raro que nos sintamos pequeños e impotentes ante los aparatos de los partidos que ponen y quitan, toman y dan, pactan y reparten. Con la que está cayendo me ha parecido que era mi deber informarme sobre las leyes que prepara el Gobierno y que anuncia estos días. La de malversación de fondos me ha dejado boquiabierta. Si llega a reformarse, se habrá abierto la puerta a los escasos límites que tienen los políticos que manejan dinero público. Urdangarin fue a la cárcel por malversación, igual que Julián Muñoz, o toda la pandilla de la Gürtel. Todos podrían beneficiarse de la reforma de la ley, al igual que Griñán, ex presidente de la Junta de Andalucía, Oriol Junqueras o Puigdemont.
Decía otro escritor, utilizando la ironía: «Yo no quiero sospechar de las pisadas de barro que hay en el camino hacia nuestra casa, tampoco del cristal roto en la ventana, ni de la sangre en la entrada, pero quizás tenga que pensar que ha sucedido algo en mi casa…». Margarita Robles declaró al respecto: «La regulación del delito de malversación es muy desigual, porque no es lo mismo el corrupto que se lleva el dinero a su bolsillo que aquel que no se lo lleva». Simplificó y adaptó el ejemplo para ocultar que cualquiera que llegue al manejo de fondos públicos puede malversarlos si tiene un poquito de gracia, que la tendrá. Declaraciones semejantes se propagan estos días proyectando un morro tan largo como el del oso hormiguero.
Si el presidente del Gobierno y sus socios deciden construir una copia de la muralla china rodeando tu barrio y contratando a sus cuñados para que la levanten no pasará nada. ¿Quién va a creer que no piensan en su beneficio sino en el bien común?
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