Tempus fugit

También el Gobierno de España pierde el tiempo. Se lo reprochó el martes la Comisión Europea: todavía espera la propuesta que tiene que presentar junto a Portugal para que en ambos países se pueda intervenir de forma excepcional el precio del gas. Pero aún hay más. El pasado fin de semana el Gobierno se enteró de que hace un año, alguien, en algún lugar y por la motivación que fuera –tal cual fue la exposición del ministro Bolaños– espió los teléfonos móviles del presidente y de la ministra de Defensa. Total. Que se enteran de la pifia y, en lugar de gestionarla con la debida discreción, le da un arranque de transparencia –recuerde el lector que el Ejecutivo sigue sin comunicar, a esta fecha, a la autoridad fiscal independiente cuántos fondos europeos de reconstrucción han llegado realmente a las empresas– y airea el apuro públicamente. Unidas Podemos, que tiene ¡cuatro ministros!, y los socios parlamentarios de Sánchez se le echan sobre la yugular, aunque en el pescuezo de la directora del CNI, Paz Esteban. Aquí Paz y después gloria. La que debió sentir Sánchez cuando la derecha, a la que tantísimo detesta, le ayudó a escapar de una comisión de investigación.