Todos a Telegram

También uso Telegram para algunas cosillas, pero bueno, por allí no hay ni Dios. O no había. Porque de repente, en los últimos tres días, la mitad de mi agenda de contactos (que es larguita) se está apuntando. Como eso de Telegram siempre ha sido una cosa como de gente con gusto por la tecnología y un cierto afán de privacidad exagerado, al principio pensé que era buena cosa. Hasta que descubrí el motivo: la peña se había tragado un bulo. Y uno especialmente quimérico; que los mensajes de Whatsapp están siendo controlados por dos pequeños medios de comunicación (Newtral y Maldito Bulo) que están precisamente especializados en cazar mentiras en las redes, y a los que se tacha de agentes al servicio del gobierno socialista.

Por qué la gente se ha tragado tanto un bulo obviamente diseñado para desacreditar a los buleros es algo que me supera. Pero a la vez, me da un cierto gustito. Resulta que, cuando WhatsApp ha decidido hacer algo contra los bulos, el bulo le ha caído encima.

Ay, en fin. Por cierto, gente: cómo os creéis semejante patraña.