La reina Isabel II de Inglaterra. EFE

Té con pastas

A la última ·

La edad no nos salva de nuevos golpes, ni a las testas descubiertas ni a las coronadas: en todas las casas cuecen habas, y en la de Isabel II cuecen a calderadas

Martes, 14 de enero 2020, 00:09

De viejos no debería de pasarnos nada malo. Nada, ni una chispa: bastante tendremos ya con la soledad, o con la frustración, o con los achaques, o con todo junto, como para tener que aguantar más infortunios. Las desgracias han de pillarnos jóvenes, fuertes, con ... ánimo para sobreponernos, con suficientes años por delante para volver a juntar los trozos. Después, más o menos recompuestos, pasaríamos tranquilos los días que nos quedan, ajenos a las batallas, leyendo con avaricia y preguntándole a los nietos si les freímos un huevo o dos, sin más sobresaltos que las noticias de los periódicos o los resultados de los análisis de sangre, que le ha subido a usted un poco el azúcar, doña Lola, que va a tener que dejar de mojar galletas en el café con leche y sustituirlo por una fruta. Ojalá desayunar una manzana fuera lo más grave que nos pudiera pasar cuando seamos viejos.

Publicidad

Desafortunadamente, nadie nos asegura que, al jubilarnos del trabajo, también nos vayamos a jubilar de las fatalidades; nada nos garantiza un epílogo sereno, una vida botánica donde sean suficientes un poco de humedad y un poco de sol, una vejez que tenga como privilegio excusarnos de ver a las personas a las que no queremos ver y de ir a los sitios a los que no queremos ir. La edad no nos salva de nuevos golpes, ni a las testas descubiertas ni a las coronadas: en todas las casas cuecen habas, y en la de Isabel II cuecen a calderadas. Hay veces en las que un «annus horribilis» se alarga en el tiempo de forma indefinida, como si no nos mereciéramos un momento de descanso hasta que nos llegue el eterno. Ni siquiera cuando ya no podamos mojar las galletas en el café con leche. O las pastas en el té.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad