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Un escalofrío recorrió el interior de algún vaquero que, sentado en el porche de su granja de Texas o Arizona para ver los Oscar el pasado domingo, comprobase que la mejor película, además de otros tres premios, no era una producción norteamericana, sino de Corea ... del Sur. ¿Para esto voté a Trump?, se debió de preguntar. Y es que estos pasados Oscar, entregados en una aburridísima ceremonia en Los Ángeles, premiaron a una película hablada en coreano y con subtítulos. Algo ha pasado para que el talento ya no esté en Hollywood, perdido entre tanta secuela, remakes y remakes del remake, sino que se les ha escurrido de las manos. Es posible que fuese por estar más pendiente de las taquillas que de la creatividad, pero si Hollywood no se pone las pilas va a quedar sepultado por los talentos asiáticos. Y esta falta de creatividad no es solo del cine, sino también de la televisión. ¿Los Oscar, el programa más visto del año, y hacen eso? Tampoco vamos a ser muy crueles, pues aquí ya vimos lo de los Goyas. Pero muy tonto hay que ser para que, con un presupuesto como el de los Oscar, salga finalmente eso tan tedioso.
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