El colofón de la celebración navideña es la llegada de los tres Reyes Magos, o Tres Hombres Sabios (Three wise men) según distintos textos cristianos. En la noche previa a su llegada, durante la que escribo esta columna, propongo decantarnos por esta última denominación a ... tenor de las desideratas que el mundo podría formularles, un año más.

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El año 2024 ha sido convulso, en él se han desatado o continuado guerras de final incierto, el planeta continúa su escalada hacia el cambio climático, el transporte ferroviario da muestras de achaques, la vivienda da quebraderos de cabeza, la fuente de riqueza del turismo se cuestiona en los lugares más frecuentados, ya sea en España o en otros destinos como Japón. En política parece que la democracia acumula decisiones calamitosas y una escalada en la relación entre poder económico y político reflejadas en la presidencia de Trump abrazada a grandes hombres del negocio tecnológico que dominan las redes y la comunicación digital directa pudiendo hacer realidad la frase de Musk: «Ahora eres el medio de comunicación» que, quizás, convierta la política en una especie de Amazon, líder del comercio mundial sin tener ninguna tienda, es decir, una democracia en la que el dirigente podría prescindir del partido y electorado al que representa adoptando decisiones de repercusión colectiva sin contar con las bases ciudadanas.

Pero, como la noche es mágica y hay que abrazar el lado mejor de la vida, tomemos algún hecho esperanzador frente al miedo que despierta la incertidumbre mundial y frente a miedos personales como: la miseria moral, dolor, enfermedad, fragilidad, pobreza, muerte, maldad, etcétera. La medicina avanza, por ejemplo, en vacunas contra el cáncer según el perfil genético individual, la neurociencia trabaja para conocer mejor y curar el cerebro, los gobiernos comienzan a limitar el uso de redes sociales, por ejemplo, Australia ha presentado un proyecto de ley que impide el acceso antes de los 16 años a plataformas como TikTok o Instagram; la inteligencia artificial puede dejar de ser un potencial enemigo por su aplicación al campo científico, de la salud o de la agricultura prediciendo en esta patrones climáticos que reducirían las pérdidas de cultivos y asegurarían la provisión alimentaria. Y hay que confiar en la mente humana sana que genere ideas de progreso con parámetros regidos por valores de sensitividad ética, compromiso y respeto hacia la paz que puedan convertir las vulnerabilidades en confianza. Ardua tarea.

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