La recientemente oscarizada película 'Oppenheimer' plantea el tema de la invención de la bomba atómica, los límites éticos de la ciencia y cómo el poder tiene una gran capacidad destructiva, poniendo un ínfimo precio al valor de la vida de las víctimas que provoca como ... si estuvieran cosificadas o fueran daños colaterales deshumanizados.

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Días después nos encontramos de bruces con unas elecciones rusas, supuestamente democráticas; una descarada pantomima del tirano ruso que se perpetuará seis años más en el poder amenazando a Europa con un posible conflicto nuclear. Ha mostrado que su liderazgo no tiene oposición tras el asesinato de Alekséi Navalni y la eliminación de candidatos críticos ante la ofensiva contra Ucrania y el estilo del poder rusos.

No obstante, para continuar con la representación electoral falseada, se presenta con tres candidatos de paja que tienen el rol de permitir al todopoderoso que amague unas elecciones democráticas. Una pantomima de suma hipocresía para la legitimación «popular» del poder de Putin y su nefasta política. El resultado es conocido: será el vencedor en estas urnas particulares y legitimará, aún más, su liderazgo para continuar con las amenazantes líneas políticas con mano de hierro, apoyado por la mayoría del voto de una sociedad sin libertad de expresión y amenazada, salvo el testimonio de las valientes manifestaciones de grupos cercanos a Navalni como tímida pero decidida protesta ante el engaño.

Otro gigante, Estados Unidos, vive otra pantomima política no tan cruel como la rusa y, desde luego, democrática, en unas elecciones generales en las que un Trump vengativo pretende controlar el país frente a Biden; un Trump que, en plena crisis de seguridad de la amenazante Rusia, deja claro su falta de soporte a la OTAN como sistema de defensa en el que Europa confiaba. Es difícil comprender el apoyo a Trump de tantos norteamericanos tras las evidencias de su probada catadura pero, final y tristemente, cuenta con él.

Ambos personajes son una amenaza para todos y hacen que resuenen tambores de guerra. Ambos tienen delirios de grandeza y necesitan mostrar que no son mediocres sino campeones y líderes. Putin, además, espera evidenciar con la pantomima electoral que su poder no está solo avalado por el miedo sino que es amado y goza de la confianza del pueblo ruso.

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Una preocupante dinámica destructiva Putin-Trump que muestra a Europa que el mundo ha cambiado y que debe afrontar seriamente la responsabilidad de su seguridad.

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