Los logros de la Inteligencia Artificial (IA) son imparables, no es difícil aventurar que conducen hacia un mundo desconocido liderado por una nueva transformación radical de la vida actual. Tan amplia puede ser la transformación que los expertos la consideran dentro de las cuatro grandes ... revoluciones industriales en los últimos 200 años: la máquina de vapor, la electricidad, la fabricación masiva y, ahora, la tecnología digital que está alcanzando una unión sin precedentes de lo físico, biológico y digital.
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Políticamente no hay duda de que regularla es prioridad mundial ante el riesgo que comporta su mal uso, como han solicitado también investigadores y personalidades de la tecnología; así lo tratará la Unión Europea este próximo miércoles, frente a una China reticente y con ambición de liderar el sector, y unos Estados Unidos orientados hacia la responsabilidad empresarial. El cometido es regular sin frenar la innovación, protegiendo lenguas, derechos humanos, discriminación, uso y derechos de autor de los datos que maneja, o privacidad.
A esta imprescindible tarea, ante un fenómeno transformador imparable, se alzan otras voces desde el ámbito de psicoeducativo. Países con gran calidad educativa como Suecia o Finlandia se preocupan por la caída del rendimiento académico, especialmente en razonamiento o comprensión lectora, ya detectados en los resultados PIRLS en España. Suecia pisa el freno a la digitalización de la enseñanza activando el mayor uso de libros y razonamiento, alertando del acrítico entusiasmo y fascinación educativa por las pantallas frente al riesgo de convertir a las nuevas generaciones en futuros analfabetos funcionales. Una posición disruptiva y contramarea que la aleja de lo que España y otros países defienden con entusiasmo como estrategia educativa prioritaria invirtiendo millones, sin revertir en los resultados esperados. Nada que no hicieran ya los grandes magnates de las empresas tecnológicas para que sus hijos estudien con libros pero no con las pantallas que comercializan para los hijos de los demás.
Libros como 'La fábrica de cretinos digitales' de Desmurget advierten de las consecuencias de la tiranía de las pantallas; investigaciones neurocientíficas muestran que el consumo excesivo de productos digitales incide negativamente en competencias intelectuales básicas como el razonamiento, creatividad, pensamiento crítico, lenguaje, o control ejecutivo, consecuentemente, en el rendimiento académico.
En suma, la inteligencia humana, clave de supervivencia, adaptación y progreso, debe integrar los retos de una IA que no sustituye habilidades intelectuales básicas a cultivar prioritariamente: pensamiento crítico, creatividad, lecto-escritura, razonamiento numérico, competencias socio-emocionales o autocontrol.
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