Al régimen marroquí se le podrá criticar todo, pero lo que no se le puede negar es que es totalmente predecible y que siempre, siempre, pasa al cobro sus facturas. Por ejemplo: Europa, España, ¿que queréis? ¿que colaboremos custodiando con celo el límite de nuestro ... territorio para evitar la inmigración ilegal y la trata de seres humanos? Pues poned pasta sobre la mesa. O: Europa, España, ¿que asistís a uno de los mayores enemigos de nuestro pueblo? Pues os abro la frontera, los dejo pasar a miles como si fueran cabezas de ganado y os provoco el mayor desafío en décadas.

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Más allá de las declaraciones de solidaridad con España, Bruselas poco puede hacer de forma efectiva. La Unión no cuenta con un ejército per se, por lo que todos los conflictos geoestratégicos que comprometen a sus estados miembros los tienen que solucionar ellos. Que es lo que hizo el Gobierno central la pasada semana, cuando desplegó varias unidades de Tierra para contener un aluvión inaudito de jóvenes y de familias enteras, magrebíes y subsaharianos, exhaustos y desdichados.

El Ejecutivo nos pidió sentido de Estado e hizo bien. Pero su gestión de este desastre fue pésima, porque no pasaron muchos días para que quedara al descubierto que, para asistir por razones humanitarias al líder del Polisario, permitió su entrada a nuestro país y su tratamiento por COVID en el San Pedro con una identidad falsa. Una afrenta para Marruecos que dio una respuesta desmedida y desalmada, sí, pero no sorprendente.

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