No son solo los mayores
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EL REPASO ·
De cómo el disminuido servicio de los bancos marca un camino ni deseable ni inevitableMARTES | BANCOS
Soy un fan de las cosas del internet. No puedo evitarlo. Aunque en muchas profesiones (la mía, por ejemplo) haya supuesto un maremoto que se ha llevado a muchos por delante, en general la superconectividad a todas horas y en todas partes está alumbrando un ... mundo nuevo y que tiene posibilidades de ser mejor.
Posibilidades, digo, que no certezas. Porque algunas cosas sufren, otras deberán reconvertirse y otras, en fin, empeoran. El riesgo de la nostalgia está ahí, ojo: a veces echamos de menos cosas simplemente porque eran nuestras cosas, sin parar mientes en si eran o no mejores. Pero hay asuntos en los que, sin dudar, la tendencia es a peor.
Ando estos días obnubilado por el asunto de los mayores y los servicios bancarios. Y un pelín mosqueado. No porque, ojo, no tengan razón los que reclaman un mejor trato para ellos en su relación con los bancos. Mi mosqueo es otro: no son solo los mayores, no. Somos todos.
El signo de los tiempos ha traído a la banca española (no sé cómo será fuera de aquí, aunque puedo sospechar que no muy distinto) un servicio al cliente claramente peor de lo que era. Para mi, la diferencía entre un banco y otro no eran las comisiones, los márgenes, los porcentajes. Era la cara del tipo que me atendía al otro lado, que sabía quién era yo (probablemente demasiado, aunque lo disimulara) y que me aconsejaba cosas que hacer con mi magro caudal de asalariado. Ése era, y no otro, el principal activo de mi sucursal, y creo no ser el único en ello.
Pero esa sucursal cerró, y el tipo que me atendía anda ahora en otros sitios. Y yo no tengo con quién hablar, o, mejor dicho, ya no sé de quién me puedo fiar. Sí, esto de la app viene genial para el día a día. Al menos para la gente a la que no le cuesta el trato con el dinero a través de una pantalla. Pero no puede ser lo único.
Porque a la vez, sé que los empleados de la banca lo están pasando no mal, sino peor. Muchos porque ya están en el paro. Otros, porque es su cara la que ven los clientes cabreados. Y todos, en fin, porque la nueva situación trae exigencias nuevas y en muchos casos, igual de inhumanas.
Sé que el dictado de las cuentas de resultados y el accionista es duro. Pero eso no puede significar sin más que los clientes perdamos porque sí. Todos. No solo los mayores.
VIERNES | PANDEMIA
Uno tiene derecho a estar cansado, o incluso harto, de la pandemia. Quién no. Pero eso no nos da derecho a cerrar los ojos. Y me está empezando a parecer que eso es lo que está pasando ahora mismo.
El COVID, hemos decidido, se ha acabado. Prácticamente ya no queremos medida alguna, hemos decidido no hacer la vacunación obligatoria y ya ni nos tomamos demasiadas molestias para que los no vacunados reconsideren su lamentable error.
Y a la vez, una persona al día ha muerto desde que comenzó el año. Uno. Al. Día. Algo más, de hecho.
Sé que probablemente esa media descenderá, pero con la situación actual es algo cercano al crimen como sociedad que hayamos decidido que bueno, que vale, que ya no podemos hacer más. Esperemos que sí podamos hacer más, porque lo que estamos haciendo no es suficiente.
En fin. Cuando escribo esto la lista de muertos se ha parado en 900 en La Rioja. No hay muchos precedentes en esta tierra de una tragedia igual. Mañana, lunes, nos dirán que en realidad no son 900. Que son más. Pero uno diría que ya no importa.
VIERNES | NUDO
Se adjudica la obra del nudo de Vara de Rey. Las obras empezarán en marzo, nos fastidiarán la vida durante diez meses (a los de esta casa tiene pinta que mucho, en fin) y luego habrá ahí un cruce con semáforos. No una rotonda, no un túnel. Un cruce. Y ya.
Alabo la audacia de este Ayuntamiento al creer que lo mejor era lo más simple, y al atreverse a hacer lo que creía que era mejor sabiendo que le iba a costar tres años de críticas por una obra parada. Me gusta ver a un político haciendo lo que realmente cree sin preocuparse solo de su cuenta atrás electoral. Y me gusta el cruce. Ya me he comprado tapones.
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