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Sinceramente, señores, no sé para qué nos hicieron perder el tiempo. Nos comimos una campaña electoral (la segunda) escuchándoles sus bonitas historias regionales y municipales. ... Ya, todo lo que importaba el pueblo, todo lo que había que hacer en la provincia, todo lo que la Comunidad necesitaba y que ustedes sabían cómo conseguir.
Y era todo mentira cochina. Ahora, cuando llega el momento ése de labrar pactos con candidatos a alcaldes o a presidentes, resultaba que, en realidad, lo que pase por ahí afuera les importa un ardite. Sólo les importaba Madrid.
Cada comunidad, cada municipio, son de su padre y de su madre. Los candidatos locales saben perfectamente lo que pasa allí, quién lleva gobernando demasiado tiempo, qué pacto es posible y deseable.
Pero no. A la hora de la verdad, sólo les importaba Madrid. Madrid, su alcaldía, su gobierno, ese disfraz que oculte el descalabro del PP en tantos sitios. (Aunque, dicho sea de paso, en pocos como en La Rioja).
Madrid, su palacete de la Moncloa. En realidad les da igual qué ocurra en tal o cual comunidad: el objetivo es el que hace pupa en Madrid. Sólo así se explica, por ejemplo, que Ciudadanos se haya suicidado en Barcelona tras haber conseguido lo que en principio era su objetivo principal: que no gobernara el independentismo. Pero lo que ha pasado es, en realidad, peor: que gobierne alguien del universo Podemos, que es el verdadero enemigo en Madrid.
Al final, es triste comprobar lo que importa lo local en este jueguecito tonto. Lo que importa es Madrid. Ganar Madrid. Aunque perdamos nosotros.
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