Siniestro total

Desde los inicios de su imaginativa y personal carrera, Cronenberg se afianzó en un tipo de cine obscenamente agresivo, de belleza escarpada, de estética desopilante y temas escabrosos. Sus historias perturban y revelan delirantes pasiones y obsesiones enfermizas. 'Crash' es un ejemplo de su autor. Una propuesta provocadora e hiperbólica, ganadora del especial del jurado en Cannes. Construye una satírica fantasía de pirados por el horror dramático de los accidentes de coches que, a ratos, desafía la resistencia del espectador.

La colisión de la máquina y la traumatología del cuerpo es una de las interacciones más subversiva que quepa imaginar. Porque enfatiza irónicamente una atracción sexual entre los personajes sin límite. En una mezcla entre lo sórdido, una de las claves del cine del canadiense, con un basamento lírico filmado con un gusto fuera de lo común.

La psicopatología de sus figuras, obsesionadas por todo tipo de impactos de vehículos y sus dramáticas consecuencias, les arrastra a un sexo liberador que conforma un espectáculo insuperable y registra una visión terrible de una sociedad anclada en sus notas más perversas y salvajes.

La fijación de Cronenberg por la mutación de la forma corporal le lleva a la construcción de un puñado de escenas incisivas y difíciles de olvidar que exploran una de las ideas que obsesionan al autor de Inseparables, la remodelación del cuerpo humano mediante la tecnología. Una manera de romper moldes contra la estandarización y asepsia en la que se movía el mundo.