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Hace ya un buen rato que estoy sentado frente al teclado de mi ordenador y todavía no tengo claro de qué es de lo que les quiero hablar este domingo. Síndrome del folio en blanco dicen que se le llama a esto. Para que nos ... entendamos: falta de inspiración, no le den más vueltas.
Hace ya tiempo que leí, no sé dónde, que un buen remedio para salir de este quásar de ideas es fijarse en los pequeños detalles que te rodean y luego desarrollarlos literalmente con el trato literario que queramos darle.
Particularmente, y ahora que no nos lee casi nadie, tengo que decirles que a mí esto siempre me ha parecido una perogrullada similar a lo que aquel entrenador de fútbol decía a sus jugadores cuando les daba las normas de juego y, alentándoles, les decía que lo que tenían que hacer si querían ganar el partido era chutar muy fuerte, muy fuerte, raso, raso y rozando la base del palo. Pues lo mismo: te vas fijando en los pequeños detalles que te rodean y luego los desarrollas literalmente con el trato literario que quieras darle. ¡Cristalino!
Resumiendo, que como no tengo nada mejor que hacer y más que nada por probar si el método anti síndrome funciona, cojo una de las numerosas noticias de las que siempre tengo a punto de clasificar y leo que «hasta diez mil euros al mes, por no hacer nada», es el sueldo que dos ex secretarios generales del Parlament han cobrado en los últimos años en virtud de unas prerrogativas que tienen los funcionarios del Parlament catalán, que pueden acogerse a las llamadas «licencias de edad».
¡Toma castaña! ¿Diez mil mortadelos al mes por no hacer nada? Algo tiene que estar mal, pero dándole vueltas a la noticia he caído en la cuenta de que a lo mejor no hay nada que esté mal, porque ¿qué sabemos nosotros lo que se podría llegar a perder en el caso imaginario de que estos dos ex secretarios generales del Parlament hiciesen algo? «Mire, don Josep, nosotros le damos la pasta pero vostè no toca res, ¿eh?». El más vale perder que más perder. Y por cierto, y hablando de más perder, ¿es consciente nuestro Consistorio del jaleo que están armando con las nuevas disposiciones de tráfico ciudadano? ¿De verdad que el responsable es consciente de la que está liando con eso de pintarrajear las calles con ese geométrico tecnicolor? Tan geométrico y tan tecnicolor que ya no hay dios que entienda qué es lo que se debe hacer para, en lugar de quedarte a vivir dando vueltas y vueltas en una rotonda, enfrentarte a una hilera de bolardos, al grito de ¡madre mía, madre mía, que me quede como estoy!.
En resumen, que de una cosa me paso a la otra, que sigo sentado frente al teclado del ordenador y que por ahora va ganando el síndrome del folio en blanco. Algo habrá que pensar.
Hasta el domingo que viene, si Dios quiere; y ya saben, no tengan miedo.
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