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Cada día que pasa crece mi entusiasmo por Fernando Simón. Me parece un extraordinario tipo normal. Un tipo normal estratosférico. Que los conspiranoicos le hayan reservado escaño en el dicasterio del conciliábulo y la maquinación anima mi proclividad. Ayer le preguntaron por su iconografía. Su ... careto y su desmelene luce en las camisetas y toallas high cool de la temporada de verano. El tío se ríe de su sombra. Alguien que no sea capaz de reírse de su sombra no aguanta lo que viene aguantando Simón. Los de la teoría del complot, los terraplanistas de la pandemia han pinchado en hueso. Él, a lo suyo. Y mola la gente que va a lo suyo. De los de cerca, por ejemplo, Mar San Martín. Podría pasar por ser la concejal peor aprovechada de la historia. Más lejos, García-Margallo, aquel ministro al que Rajoy su fumó: «José Manuel, tu problema es que tienes un ego estratosférico». Como San Martín y Simón. Estratosférico: dícese de aquello que queda demasiado lejos.

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larioja Simón y otros estratosféricos