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Las piscinas, con sus columpios y zona verde, de las comunidades de vecinos son el penúltimo invento del maligno para complicar las de por sí complejas relaciones entre quienes habitan el mismo condominio. La piscina comunitaria, conquista de la clase media, es hoy la escalera ... por la que subió y bajó Buero Vallejo a mitad del siglo pasado para radiografiar la sociedad española. Ahora toca el capítulo de las dos Españas llevado al reducto piscinero: los que quieren la piscina abierta ¡ya! y los de «haga usté el favor y no diga tonterías». Calla el Gobierno. El silencio de las piscinas es munición para guerrillas de puerta a puerta y combustible para el malrollismo. Se entiende que el Gobierno no esté para las piscinas urbanas de clase media (que se mueran los feos) con la que le está cayendo. Pero tampoco es que los vecinos quieran que les hable Sánchez en bermudas. Ni Illa en bañador. Pero Simón, que hable Simón. Una palabra suya bastará para salvarnos... la piscina.

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larioja El silencio de las piscinas