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Patata rellena. La última vez que fui a las barracas fue para comer una de esas patatas rellenas de todo. Cuando dimos el último bocado, tiramos a una papelera la bola de papel de aluminio y nos marchamos paseando. Ya era de noche, en el ... cielo los nubarrones hacían de espejo reflejando el brillo loco de las barracas y a nuestra espalda sonaba ese embrollo de ruidos atropellados. Nos íbamos de allí y al alejarnos no podíamos pensar que tardaríamos tanto en recibir de nuevo a ese carrusel festivo y feliz.
Pero han vuelto. Tenemos un mes de barracas en Logroño. Un mes de luces y extravagancias, de fantasía decadente, de rifas, de atracciones con olor a churros y megafonías enloquecidas de sirenas de autos de choque. Ahí van a estar instaladas como lo opuesto a un remanso de paz: una puerta abierta al desbarajuste alegre de nuestra vida de antes. Es un prodigio que se mantenga esta tradición barraquera que representa un último resto de los tiempos de los nómadas; es una rareza en nuestro mundo y a los que le dan forma yo los miro con mucha curiosidad, porque tienen esa cosa indescifrable del que llega de repente y de repente se va, desarraigados, trashumantes, extraños caballos difíciles de herrar. Que luego, sí, vale, ves al tipo dando cabezadas en la cabina cobrando y repartiendo medio dormido las entradas para el Gusano Loco, pero hasta esa siesta te da un poco de envidia.
En la película 'Big', un chaval en las barracas echa una moneda al genio de una vieja máquina para pedir un deseo. Su sueño es ser mayor, así que al día siguiente amanece teniendo 30 años. A otros nos pasa al revés, es volver a respirar el perfume del algodón de dulce y estar de vuelta en la infancia. El primer día hubo mucha gente haciendo fila para entrar. Padres con los hijos y abuelos de la mano de los nietos. Para muchos críos era la primera vez que se adentraban en ese universo de la fiesta ambulante. Es un negocio que se oxida y se extingue poco a poco, pero que por el momento aguanta y –como se ha demostrado– sigue haciendo mucha falta.
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