Sí, pero...

Hay quien dice, y puede que no le falte razón, que el IMV es una subvención a la pobreza y sabemos que cuando subvencionamos algo acabamos teniendo más de lo mismo. De ser así, sería un grave error. Por ello el IMV solo será bueno si: 1) Si se cubren las necesidades perentorias de los necesitados. 2) Si se acelera el paso de los beneficiados al mercado laboral. Quien mejor combate la desigualdad y la pobreza es el trabajo. Facilitando y potenciando que todo el mundo tenga trabajo no solo se erradica la pobreza sino que se dignifica la persona. La clave está en atacar ambos frentes a la vez: política social y laboral. 3) Si evitamos que el IMV degenere en absentismo laboral. Y esto no se evita si se elimina, como así se ha hecho, la obligatoriedad de aceptar un puesto de trabajo. Muchos beneficiarios, sobre todo los menos cualificados, se acomodarán a la ayuda y no les traerá cuenta trabajar por la mínima diferencia entre el sueldo a cobrar y el IMV. Esto acarrea socialmente una degradación de la persona y económicamente una doble pérdida; por la vía de ingresos de cotizaciones y por la vía de los gastos sociales. No sería descabellado aplicar trabajos sociales a los perceptores del IMV; sería una forma de compensar la ayuda social, desincentivar el absentismo y, sobre todo, de realización personal. 4) Si se evita la economía sumergida. Es de esperar y va a suceder, desgraciadamente, que haya colectivos, sobre todo los de menor salario y de contratos parciales, que se den de baja en sus puestos de trabajo para cobrar el IMV y posteriormente ofrecerse a trabajar en el mismo puesto, pero sin darse de alta en la Seguridad Social. Que nadie se rasgue las vestiduras, ha ocurrido, ocurre y ocurrirá. 5) Si evitamos el efecto llamada de extranjeros. Ya están las televisiones de países colindantes al nuestro explicando los requisitos para cobrar el IMV. Sin comentarios. 6) Si no ponemos en peligro las pensiones. Ya que al asumir la Seguridad Social el coste del IMV incrementamos su deuda y se ponen gravemente en peligro las pensiones de todos los españoles. Se deberían armonizar todas las ayudas (nacionales, autonómicas y municipales), porque al final todas salen del mismo sitio, y centralizar su gestión en Hacienda, que es quien mejor lo puede controlar y evitar duplicidades y malversaciones. Y 7) Si se logra que disminuya día a día el número de necesitados. En caso contrario estaremos consolidando un mal endémico.

Si el IMV tiene éxito ayudará a mucha gente a tener igualdad de oportunidades, a poder trabajar para conseguir su libertad y poder decidir qué hacer con su vida. Pero si se admite, como así lo están haciendo, que el IMV es estructural y viene para quedarse estaremos forjando una sociedad esclava, dependiente y súbdita de quien le da de comer. Todo un nicho de voto cautivo que algún político lleva tiempo maquinando, tramando y urdiendo.

* Martín Torres Gavíria | Miembro vinculado a EFPA España

Twitter @MTorresGaviria