El CIS está en el ojo del huracán por las sospechas de sesgo a favor de los intereses del Gobierno desde que está dirigido por el socialista José Félix Tezanos. El barómetro difundido este miércoles en poco ayudará a mejorar esa imagen. No porque apunte ... una ventaja de 1,7 puntos del PSOE sobre el PP –lo que es perfectamente posible, aunque desmiente todos los sondeos recientes– ni porque otorgue una ascenso de casi dos puntos a Unidas Podemos en pleno fiasco de la aplicación de la ley del 'solo sí es sí', sino por abordar la reciente reforma del Código Penal sin preguntar sobre las medidas más polémicas y que mayor desgaste pueden suponer al Ejecutivo: la supresión del delito de sedición y la rebaja de penas por malversación, que favorecen a los independentistas catalanes. Sí pone el foco, en cambio, en la actuación del Tribunal Constitucional en este asunto, que merece un rechazo muy mayoritario entre los entrevistados, en línea con la posición del Gobierno. El CIS ha gozado tradicionalmente de una credibilidad profesional fuera de toda duda sobre la que ha labrado su alto prestigio, que dilapidará si en vez de pulsar el estado de ánimo de la opinión pública pretende influir en ella.

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