La aparente naturalidad con la que Air-Nostrum justifica las vicisitudes que de tanto en vez sacuden la, por otra parte, exasperante calma que marca la rutina diaria del aeropuerto de Logroño-Agoncillo contrasta con la desesperación de los usuarios cada vez que se cancela ... el único vuelo que hace uso de la pista riojana. Esta vez han sido unas obras nada imprevistas en Barajas las que han dejado un centenar largo de damnificados en tierra. Falta de planificación se llama. En otras ocasiones son la lluvia o la niebla las que sirven para justificar anulaciones de dudosa defensa. Por no pensar en las fechas estivales en las que la compañía resuelve dejar el aeropuerto sin vuelos. Mal servicio, se dice. Lo hace la misma compañía, Air Nostrum, que (a falta de más datos) entre 2003 y 2017 ha sumado cada ejercicio un millón de euros, IVA incluido, que el Gobierno de La Rioja ha abonado por una supuesta campaña de promoción del turismo que huele que mata a ayuda encubierta.
¡Oferta 136 Aniversario!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.