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No sé si en la jornada de hoy, Día de los Santos Inocentes, se habrá cometido otro atentado o hazaña más o menos llamativos en la bola esa gigantesca que el Ayuntamiento logroñés ha colocado en la plaza del Mercado, juntito a la concatedral de ... La Redonda. Este tipo de acciones ha sido siempre frecuente en todas las ciudades y pueblos en lugares opacos, así que no me digas nada en sitios donde lo que llama la atención es precisamente la gran cantidad de luz que despide un cuerpo u objeto cualquiera. Ni que fuera la nave espacial en la que ET se despide de sus amigos.
No tienen ustedes más que ver la cantidad de farolas cuyas luminarias son apagadas sistemáticamente mediante diferentes métodos en polígonos industriales y, mejor aún, en lugares estratégicos de las poblaciones, como sitios oscuros o barriadas solitarias. Parece que por ahí actúa Drácula, amante príncipe de las tenebrosidades.
A mí la proeza que mejor me ha caído hasta ahora acerca de las perpetradas contra la bola esa logroñesa es la del individuo al que la policía municipal ha pillado intentando escalarla, abrazarla o llevársela a casa para regalársela a su novia, vete a saber, que aquí vivimos gente pa too, como decía el torero. Y menos mal que no se les ha ocurrido emplazar más que esa, que, si instalaran una en cada barrio, harían las delicias de esos a quienes pone fuera de sí el no dejar descansar el mobiliario urbano.
La bola que marcha bien es la de la investidura de Madrid; lanza unos destellos que iluminan a España entera más que un traje de torero en medio de una tormenta de rayos y que para su ciudad quisiera el alcalde de Vigo. Hay muchos a quienes desespera el desarrollo de las negociaciones, pero han de tener en cuenta que lo mismo ocurría entre los dioses en su chalé del Olimpo hasta que tomaban una determinación que aclarara -o no- el destino de los griegos. Supongo que los atenienses de hoy seguirán mirando hacia aquel famoso monte, donde actualmente habita para ellos la determinación que tomó hace unos años el capitalismo internacional. En cuanto al Olimpo madrileño, ¿dónde están las llaves, matarile rile rile?, / ¿dónde están las llaves, matarile rile ron, chis pom? / ¿Las tendrá Rufián, matarile rile rile?, / ¿o las tendrá Sánchez, matarile, rile ron, chis pom? / Las tiene su abuela, matarile rile rile, / las tiene su abuela porque esto es la risión, chis pom.
Yo miro mi inocente bola particular y veo en ella dos verdades: 1ª: la investidura se va a producir probablemente antes de treinta años; 2º: Hacienda no me va a cobrar los 885.000 euros que le debía porque prescriben precisamente hoy, día de los Santos Inocentes. Lo que vale tener padrinos. En serio.
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