Las señoras de la fila del 'súper'

Ocurrió que, ayer no, el sábado anterior, me dijo mi mujer si quería acompañarla al supermercado y aún a sabiendas de que metido en estos trances para lo único que sirvo es para conducir con una cierta habilidad el carrito del 'súper', le dije que la acompañaría con mucho gusto. Y fue el caso que, una vez terminada la compra y con el carro ya medio lleno, nos dirigimos a las cajas que por no sé qué razón estaban cargadas de clientes esperando su ajuste de cuentas, nunca mejor dicho. Y fue mientras esperábamos que la señora que teníamos delante nos advirtió de que ella estaba guardando la vez a una amiga, que había tenido que dejar la fila porque se había olvidado de pesar los pepinos. Le pregunté a mi mujer que qué era eso de la vez que la señora estaba guardando a su amiga, pero mi mujer me dijo que me callase y estuviera atento que nos iba ya a tocar dentro de nada. Y así fue.

Y una vez de nuevo las cajas en marcha pude observar cómo, en el momento de pagar, el comentario general era que todo estaba carísimo. El pescado, la carne, todo, decían, pero lo que ya era un escándalo eran las frutas y las verduras, se quejaba la señora a la que le habían guardado la vez.

Acabada la compra fui a devolver el carro. Serían las 12 menos algo cuando llegamos a casa. Mi mujer y yo ordenamos las cosas que habíamos comprado. Me puse un café y entré en internet, para leer las noticias del día.

Parece ser que el Gobierno estaba muy contento porque la inflación del mes de marzo había sido sólo del 3,3%. Las cifras cantaban, no había por qué quejarse tanto. Más adelante leí que la inflación subyacente, la que mide la variación de los precios de la cesta de la compra, pasaba bastante del siete por ciento. Las cifras cantaban y había por qué quejarse aún más de lo que se quejaban. Pero así, entre nosotros, justo es decir que las señoras de la fila del súper llevaban razón.

Como en el foro 'Wake up, Spain' de hace cuatro días dijera el ministro Bolaños que «el país ya está en marcha», ahora lo que sería bueno que nos dijera es que en marcha sí, pero hacia dónde, porque por ahora, y si hay que creer a alguien, un servidor va a seguir creyendo a las señoras de la fila del 'súper', que esas sí que saben de economía... Y que me disculpe el señor ministro de la Presidencia.

Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.