Ha faltado varios días, quizá ya sea otra legislatura y el colegui no aparezca. Aparece una ondulación en el césped, un cordón culebrero que se acerca al son de danza del vientre, arriba, abajo, afuera, adentro, ape ape hasta la mocetilla, que siente un agudo ... pinchazo en el glúteo. Del salto un revuelo de mosquitos cojoneros reaviva cabreos conocidos.

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– ¡Joplás!

– Pero ¿ande vas?, que soy yo, la topa, la señora de la casa.

– ¿La señora de la topera?

– Pues, sí, la señora, que él no viene, que está mu fastidiao y no consigo chute LSD que me lo levante ni ADSL que me lo reprograme. Se l'ha pasao el bolo.

– Si los animales no tenéis de eso, es la gran conquista humana, conócete a ti mismo y allá tú lo con lo que encuentres.

– Es que es mu dao a hacer allegaos y se traga sus marrones. Que estoy parao –qué bribonada–, que me echan de casa –vente a este bujero que donde caben cien siempre hay sitio–, que me persigue Hacienda –hazte diputao–, que mi chico mira a otra –pártele las gafas–, que adónde el camino irá. Esto parece un psicolódromo.

– Es que es tiene mucha empatía.

– Mucha cojona bendita, que l'han pegao la bipolar. Escucha, de mujer a mujer.

– Disculpa, de niña a topa.

– Pos eso, si con un cacharrillo lleno de luces y letras que s'ha montao éste con unos casquillos, de esos que pretas una grapa y salen amigos hasta en el Sáhara, si le aliviaría usarlo, digo.

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– Los fantasmas de feisbú; yo no me fiaría.

– Pos vaya conseja. A mí m'ha conquistao. Yo soy mu señora y enseguida pesco quién va de cara y quién de rabo. Con este canuto te enteras de tó. Sé, por ejemplo, que vuestro predicador s'ha paseao por Angola, Senegal y cercanías, en busca de cooperación, emigración y las minas del rey Salomón. S'han entendido, ya son de la familia y les va a corresponder con tinto Valbuena, una aviadora Plus, por igualdad de continentes, y un pack de trucos fiscales adecuadamente legalizados. Pa ver si levantan el PIB de una puñetera vez.

– Pues que corresponden con un pack de vudú para levantar el de aquí.

– Puaj, los niños pijos nunca perdéis el pelo de la milagrería. Pa eso mejor Bruselas, allí sí que está el rey Salomón. Vuestro santo patrón va mucho, echa un julepe, larga retahílas de cuentos chinos y vuelve con la propi, ese carro de millones de la Resurrección a repartir entre toperas autónomas, incluidas Suiza, Venezuela y el Madrid de Agustina la de Ayuso. Si llegan, claro. Lo dice el cacharrillo.

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– Qué guay, lo mismo dice mi abuelo.

– ¿Tu abuelo es topo?

– No, es zorro estepario, según él; nadie le cuela una, no vota a nadie.

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