UN SEIS

Y esto ES peor. La salida de Maristas del centro de la ciudad fue el equivalente a soltar una bomba atómica en la zona de las Cien Tiendas. Una bomba que cayó además en vísperas de la crisis, y cuyos efectos, como la radioactividad, perduran y perduran, haciendo imposible que la vida normal vuelva a ser lo que era.

Ojalá que esto sirva para aprender. Hay dotaciones por las que las ciudades tienen que pelear con uñas y dientes. En concreto, ésas que obligan a cientos de familias a pasar andando todos y cada uno de los días. Esas dotaciones (un colegio es la más evidente, pero una comisaría o un juzgado también lo son) y ese tráfico abonan la vida, la comercial y la de todo tipo.

Ahora nos encontramos en la difícil situación de sacar la pata del desaguisado. Como hacer que los Maristas vuelvan (ay, mi cole) va a ser que no, la única solución posible es meter gente a vivir allí.

Y a ser posible, que sea pronto. Yo ya sé que el Consistorio de Hermoso de Mendoza está como loco por dejar su impronta en casi cualquier proyecto que haya heredado de la Corporación anterior. En este caso, por ejemplo, no veo que lo modificado sea de tanta importancia, pero qué sabré yo. Lo que es evidente es que todo volverá a tardar meses/años en recomenzar. Y esperemos que mientras tanto no nos pille otra crisis.

La tendencia es ya cansina: básicamente cualquier cosa por la que uno pregunte acaba resultando haber vuelto a la casilla de salida. Y con tantas casillas de salida, uno se pregunta si alguna vez el dado sacará un seis.