La farmacéutica Janssen ha retrasado la distribución en Europa de su vacuna monodosis, que iban a llegar hoy a España y estaban llamadas a agilizar una inmunización demasiado lenta, después de que Estados Unidos paralizara su uso hasta esclarecer su eventual vinculación con seis trombos « ... raros y graves» sufridos por personas inoculadas con ella. La prioritaria seguridad de la ciudadanía obliga a extremar la cautela y a investigar a fondo los efectos secundarios adversos del preparado y en qué colectivos pueden resultar más perjudiciales a fin de administrarles otras marcas. Es comprensible la inquietud que suscitan esos casos, que requieren la máxima vigilancia de la comunidad científica y las autoridades sanitarias. Pero carece de justificación apoyarse en ellos para sembrar alarmismo o desconfianza. En el supuesto de que se confirmara un nexo con las vacunas de Janssen, se trataría de seis accidentes vasculares tras ser aplicadas siete millones de dosis. Es decir, su riesgo es muy inferior al de morir por COVID si no se ha sido inmunizado y al de medicamentos consumidos de forma masiva sin temores aparentes. Conviene recordarlo por respeto a la verdad y para tranquilidad de la población.

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