En Santo Domingo de la Calzada hoy sería uno de los días más alegres del año. Es 25 de abril, «sale la gaita con el tamboril» y la ciudad hubiera dado el banderazo de salida a su escalonado ciclo festero. En este oficioso inicio de ... las fiestas del Santo, la cofradía hubiera pintado a las 'doncellas' y mostrado a los carneros que evocan antiguos privilegios reales. También se hubiera bendecido la masa para elaborar los panes del Santo y elegido el vino que se hubiera repartido del 10 al 15 de mayo.

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Pero nada de eso va a ocurrir. Ni el confinamiento lo permite ni el horno está para molletes. La ciudad calceatense vive con desgarro la especial e inexplicable virulencia del COVID-19, que se ha llevado a demasiados de sus vecinos. Oficialmente no hay cifras, pero cribando con pinzas el dato de los 42 fallecidos, solo de esta localidad (sin contar la comarca), que la parroquia ha tenido presentes en su Ángelus diario desde el 16 de marzo, podrían rondar los 35. Los contagiados son legión. Tampoco hay cifras –cómo va a haberlas, si no se sabe–, pero si preguntan a cualquiera de aquí le dirán que «casi todos» lo han pasado o lo tienen. Confirmados o no, hay casos por doquier.

No se sabe el por qué de esta especial incidencia –tampoco importa ya– más allá de teorías sin más base que la opinión. El Gobierno de La Rioja explicó que «hay más transmisión del virus mano a mano», porque no existe «una particularidad genética» que haga a los calceatenses más proclives al contagio, dijo. Pero tampoco son diferentes al resto de la región en su forma de relación, y el confinamiento lo llevan a rajatabla.

¿Entonces, qué pasa con Santo Domingo? Y, lo más importante, ¿se está haciendo todo lo posible? La sensación mayoritaria en el ambiente es que no. El Gobierno de La Rioja afirma que es el sitio en el que más pruebas se han hecho de La Rioja, unas 642. El alcalde, David Mena, insistió ayer en que son insuficientes. «Es lógico que haya muchos más test realizados en comparación con otras poblaciones, pero es simplemente cuestión de aritmética, porque hay más casos», indicó antes de pedir «tests masivos ya». Más allá de la política, es una triste obviedad que la ciudad necesita mucho más de lo que se está haciendo por ella. Por favor, sáquennos de esta.

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