Ayer vivimos en el pleno un raro momento de regresión temporal. Ese electrizante instante, que desafió las teorías de Einstein, sucedió al principio de la sesión, en uno de esos duelos PP/PSOE con viejos aromas a bipartidismo. Salió Garrido al estrado, preguntó a la ... presidenta por Viñedos de Álava y Andreu le respondió que para escándalo el del PP con el fraude de viñedo. Luego le preguntó Garrido por las víctimas del terrorismo y le respondió Andreu que para escándalo el del PP con el 11-M. Más tarde le tocó el turno a la consejera de Salud, Sara Alba. Salió al estrado Olarte, le preguntó por los problemas de Atención Primaria y Alba le contestó que para escándalo el del PP con Atención Primaria. Finalmente le preguntó Bretón por los ceses continuos en la Consejería de Salud y Alba le contestó que para escándalo el del PP con sus ceses en la Consejería de Salud. En una interpelación posterior, Alfonso Domínguez (PP) preguntó por qué en el decreto estatal de ayudas no figuraba ninguno de los sectores fundamentales en la economía riojana y le contestó Ocón (PSOE) que para escándalo el de Rajoy, que no ayudaba ni a las viejecitas a cruzar la calle.

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No digo que no tuvieran razón, pero fue tan aguda la sensación de retorno al pasado que en ese momento tuve que consultar la wikipedia para confirmar que hubo elecciones autonómicas en La Rioja el 26 de mayo de 2019 y que las ganó el PSOE, que al parecer ahora gobierna en la comunidad tras un pacto alcanzado con Podemos e Izquierda Unida. De hecho, me sale que Concha Andreu es presidenta desde el 29 de agosto de 2019. Me llevé una sorpresa. No me habría extrañado que Andreu hubiera pedido la palabra al finalizar el pleno para exclamar entre lágrimas: «¡Es que a mí lo que de verdad me gustaba era hacer oposición! ¡Contra Ceniceros vivíamos mejor! ¡Y contra Sanz ni les cuento!».

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