De santos y salvadores

La comunidad educativa celebra el lunes su día. Sí, una jornada de imposible conciliación para la mayoría de familias. Sí, «otro día libre» para los profesores, «que tantas vacaciones tienen», trabajadores «cuya labor, total, consiste en estar con unos críos»...

Una comunidad educativa en la que están los docentes, muchos de los cuales se han dejado la piel para que los alumnos no pierdan el ritmo académico. Profesores que se han adaptado a nuevas tecnologías, a todo tipo de plataformas, que son capaces en una misma mañana de dar clase presencial y a continuación virtual cuando la situación sanitaria del colegio lo exige, aunque solo sea por no perder unas horas lectivas. Que contagian a los niños positivismo y les sonríen con los ojos, también a través del ordenador. Que integran virtualmente en la clase a alumnos confinados. Profesionales por y con vocación. Que hacen posible lo imposible y asumible lo, para muchos adultos, inasumible. Profesores que, cómo no, se contagian de coronavirus.

El que quiera un santo, mañana es San Valentín. Quien prefiera un Salvador, ahí está Illa. Yo me quedo con Sonia, Romina, Esther, Ylenia, Miguel, Cristina, Amadeo, Nacho, María, Silvia y tantos otros.

Son profesores. Ni santos, ni salvadores... ¿o sí?

Va por todos y va por ti, María.