
Bendiciendo
Descanse en paz el pastor bueno que nos ha conducido hacia la esperanza que no defrauda, al encuentro del Dios de la misericordia
Santos Montoya
Obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño
Lunes, 21 de abril 2025, 21:58
Secciones
Servicios
Destacamos
Santos Montoya
Obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño
Lunes, 21 de abril 2025, 21:58
El Domingo de Resurrección, en la plaza de San Pedro ante miles de fieles congregados para recibir la bendición 'Urbi et orbi', aparecía de forma inesperada el papa Francisco para ofrecer, con un hilo de voz, la bendición final, tras un renovado mensaje de paz al orbe entero. Este lunes nos encontramos, al comienzo del día en esta parte del mundo, con la noticia, de nuevo inesperada tras su aparición pública, del fallecimiento de Francisco, como así quiso llamarse el 266 Papa de la Historia. Se ha marchado de este mundo, por el que tanto ha luchado, al estilo del Maestro, bendiciendo, dando a otros la fuente del sentido de la vida de la que ha participado a lo largo de su existencia.
Quisiera destacar alguna de las ocasiones en las que, gracias a Dios, he podido saludar al Papa, en las que aparecen algunas características que reflejan su estilo particular.
La primera tiene lugar al final de una audiencia general en la plaza de San Pedro, al finalizar el ángelus, en enero de 2018. Tres sacerdotes, recién nombrados Obispos Auxiliares de Madrid, teníamos el privilegio de saludar al Santo Padre, un mes antes de nuestra consagración episcopal. Según nos acercábamos con el cardenal Osoro, que era quien nos presentaba, el Papa nos recibía con una gran sonrisa añadiendo con su acento argentino «estos son los tres guerrilleros», lo que nos hizo reír a todos y nos ayudó a vivir con naturalidad aquel encuentro que, por las características del momento, tenía una relevancia especial. Sabía quiénes éramos, lo que no dejaba de sorprendernos. Los minutos que pudimos departir con él transcurrieron con toda cordialidad, centrado en lo que pudimos decirle, lo que significaba su capacidad de escucha sincera, ajeno a la multitud congregada en la plaza y al resto de invitados que esperaban saludarlo.
Un segundo momento ocurrió prácticamente en el mismo escenario, al término de otro de los rezos del ángelus, en octubre de 2023, con un grupo de personas de La Rioja, y, por tanto, como obispo ya de esta nueva sede episcopal. Con su cercanía habitual pasó saludando a nuestro lado, en su silla de ruedas, recibiendo con paciencia nuestros comentarios y algún que otro detalle peculiar que fue recibido con buen sentido del humor y afabilidad.
El último encuentro tuvo lugar el pasado día 9 de diciembre en la audiencia que nos concedió a una delegación de Manos Unidas con motivo del 65º aniversario de su creación a cargo de un grupo de mujeres de Acción Católica de los años cincuenta en España. Esos días venían cargados de trabajo, como de costumbre en la intensa agenda del Papa, con el añadido de la caída que había sufrido en la madrugada del viernes al sábado de ese fin de semana, lo que no le impidió seguir con su ritmo señalado, celebrando el consistorio de cardenales previsto, la celebración de la Inmaculada en el Vaticano y la tradicional visita vespertina a la plaza de España para rezar ante la imagen de la Virgen, tras la que siguió algún acto más. Pudimos apreciar sus gestos hacia mayores y pequeños, especialmente con enfermos e impedidos, y algún detalle particular hacia alguien que se encontraba cubriendo la información.
Cuando nos llegó el momento de la recepción, sobre las 9 de la mañana, ya llevaba cuatro citas con diferentes delegaciones desde las 7.30 horas, lo que indicaba su esforzado plan de trabajo a pesar de la edad y su estado de salud. Las palabras que nos dirigió, acordándose de la peculiaridad del genio femenino, dados los orígenes de esta asociación de la Iglesia y su papel hoy, insistían en el empeño fundacional de la lucha contra «el hambre de pan, el hambre de cultura y el hambre de Dios», para un auténtico desarrollo de los pueblos.
Rezamos agradecidos por su testimonio en medio del mundo. Descanse en paz el pastor bueno que nos ha conducido hacia la esperanza que no defrauda, al encuentro del Dios de la misericordia, en quien confiamos que lo haya recibido.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.